Mauricio Ramírez Núñez, Académico.
“El orden futuro será tanto más sólido cuanto más nos sacrifiquemos hoy por él”.
Hermann Hesse.
A todas las naciones del mundo que enfrentan la pandemia del coronavirus nos tocará todavía una más difícil: recuperar la vida cotidiana, las economías, salvar al planeta y levantar la moral de pueblos enteros que han quedado completamente barridos por las secuelas psicosociales de este enemigo invisible. Cada continente toma sus decisiones, a nivel de occidente la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), resume tres generales con énfasis en lo económico: estímulos fiscales, garantías del Estado y medidas económicas. El continente americano, con todos sus contrastes tendrá retos muy importantes de cara al futuro, América Central y el Caribe serán de las más impactadas en todo aspecto. La labor tendrá que ser en conjunto entre todos los países que la componen, ya que de lo contrario, el proceso para volver a empezar será más dificultoso.
En primer lugar, debemos comprender cuál es el gran contexto en el que se encuentra el mundo previo a la pandemia, y que es menester tomar en cuenta para conocer las aguas por las que se navega con un criterio amplio y claro. Hace unos días, la secretaria general iberoamericana, doña Rebeca Grynspan, dio una conferencia donde explicó cómo cinco grandes mega tendencias están transformando la realidad global de forma irremediable. Estas eran: la geopolítica, con sus disputas-tenciones fuertes entre los EEUU, China y Rusia; la economía mundial, que viene en franca desaceleración y ahora con esto ha caído en un abismo profundo; otra de las tendencias es la crisis institucional que sufre el mundo democrático, con el aumento en todas partes del apoyo hacia regímenes con tintes autoritarios. En cuarto lugar, ella ubica la revolución digital caracterizada por el dominio de la inteligencia artificial y la tecnología de quinta generación o 5G, con todos los cambios que tanto en lo laboral como político, social y económico va a traer consigo. Por último y no menos importante, hacía mención al ambiente, que pasa a ser eje transversal en todos los citados anteriormente, debido a que nuestra gran paradoja hoy se puede resumir bajo la dicotomía, supervivencia o extinción.
Una vez con ese panorama claro, se puede pasar al siguiente punto, que es la situación actual de América Central, donde si bien es cierto, se viene trabajando por combatir problemas estructurales que se han arrastrado con el paso del tiempo, nos siguen afectando con fuerza a todos los países del área; desempleo, pobreza, desigualdad y la limitación de acceso a servicios como el agua potable son solo algunos de ellos. Esto lo menciono, porque en tiempos de pandemia, estas realidades pasan a jugar un rol determinante en torno al éxito o el fracaso de los estados en lo que al manejo eficiente, solidario y responsable de la situación se refiere.
Pero entremos en materia y veamos los números. El Sistema Integración Centroamericana (SICA), publica a diario en su página oficial el dato respecto a la situación de los países con el nivel de contagio. Como parte de la información que brinda, al día 3 de abril, nos dice que República Dominicana (Caribe) se encuentra en primer lugar con 1488 casos y 68 fallecidos. Le sigue de inmediato Panamá con 1475 confirmados y 37 muertes, Costa Rica ocupa el tercer lugar con 416 casos y 2 decesos. Honduras por su parte, presenta 222 hasta el momento, Guatemala 50, El Salvador 46, Nicaragua 5 y Belice 4. Sobre las disposiciones que han tomado los gobiernos para enfrentar esta crisis, se encuentran, el estado de emergencia nacional, con excepción de Nicaragua y Honduras, en el primero lo que se ha hecho hasta el momento es una alerta nacional y el segundo, toque de queda, que también lo ha implementado El Salvador, Panamá, República Dominicana y Guatemala. Además, se ha cancelado el curso lectivo, hay restricciones de ingreso al territorio nacional para extranjeros, así como la activación de protocolos de salud internos. El comercio intrarregional que incluye el ingreso de transporte de carga sí está permitido.
Caso de especial análisis es Nicaragua, ya que debido al secretismo con el que el gobierno está manejando la situación, donde afirma que existen casos de neumonía y no necesariamente coronavirus, y algunos datos extraoficiales que se han publicado en diferentes medios de comunicación, es difícil tener certeza de la cantidad objetiva de personas que hay con el virus y fallecidas en ese país. Algo que no debe dejar de preocuparnos a todos los países vecinos, sumado a ello, han pasado más de veinte días que el presidente Ortega no sale a ninguna actividad pública ni se ha dejado ver, lo que aumenta las especulaciones sobre lo que está sucediendo en esa nación vecina.
La información que ha publicado el SICA sobre las medidas económicas y políticas tomadas por los gobiernos durante estos días, muestra que parte de los sectores más afectados en el área son el turismo, el agro y el comercio en general, así como todas aquellas pequeñas y medianas empresas, conocidas como pymes y mipymes. Hacia estos es que la gran mayoría de los esfuerzos estatales han sido dirigidos, debido a la cantidad de empleo que generan y los miles de familias que dependen de ello. A pesar del trabajo arduo de nuestros gobernantes, es evidente el impacto socioeconómico negativo que traerá este virus a América Central, mismo que podría tardar años en alcanzar nuevamente equilibrios importantes en diversas áreas.
Mucho del futuro de cada nación centroamericana dependerá de las acertadas decisiones que tomen los estados de cara al manejo de este virus y de qué tanto están comprendiendo aquel mundo que expliqué al inicio de este breve artículo, ya que un reacomodo interno en la dirección correcta puede poner a jugar a la región en las grandes ligas de un nuevo orden, en el que las habilidades blandas, la formación técnica, el humanismo y la educación en tecnologías, facilitará esa inserción en la nueva economía. Sin duda, nuevos liderazgos jóvenes que tengan a la par a otros líderes con experiencia son indispensables, es momento de crear nuevos cuadros políticos con una visión fresca y adaptada a las necesidades, aspiraciones e ideas de una ciudadanía cada vez más activa, crítica y con deseos de cambio.
El apoyo y acompañamiento de organismos internacionales como la OIT, PNUD, FAO y otros, junto con la cooperación internacional entre estados para con los gobiernos de la zona, con el objetivo de abordar las problemáticas sociales, económicas, educativas y ambientales, es estratégico inmediatamente después de que pasen las dificultades. Con esto, el trabajo en coordinación de todas las intituciones estatales, el sector privado y la sociedad civil es indispensable, ello facilitará la construcción de agendas compartidas que cuenten con la capacidad de convertirse en políticas de estado y grandes proyectos que transformen la realidad, en los cuales sea vea reflejada la innovación y la creatividad. Esto pasa a ser una ocasión especial para considerar en positivo la forma en que se hacen las cosas y toman decisiones desde la cosa pública.
Es tiempo de que toda la región medite y se vuelva a pensar a sí misma, donde se reinvente y aproveche la oportunidad que este reacomodo global está facilitando. La crisis abre ventanas, no todo es negativo y oscuro, podemos sacar adelante la tarea del desarrollo, uno que sea inclusivo, plural, sustentable y democrático. Al día de hoy existen más de 100 instituciones de integración en Centroamérica, algo que debemos reflexionar con agudeza y espíritu unionista, es un imperativo en estas épocas ponernos de acuerdo políticamente para caminar como familia hacia una verdadera integración regional, esa que tiene oportunidades, desarrollo y posibilidades de muy buen vivir para todas y todos.
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