Miguel Ángel Sobrado, Sociólogo, catedrático UNA.
El próximo rector de la Universidad Nacional se elegirá este mes entre tres ilustres académicos don Francisco González, don Leiner Vargas y don Norman Solórzano, pero más allá de los atestados académicos y de la experiencia universitaria de cada uno de los candidatos, está de por medio su capacidad de navegar en las aguas especialmente turbulentas que vive nuestro país. No se trata solo de la crisis del Covid-19, que remece a nuestro país con gran fuerza, sino de la velocidad de los cambios en la tecnología y la economía mundial, que exigen respuestas y ajustes institucionales, para los cuales ni las universidades públicas, ni el Estado se han preparado adecuadamente. Es más la normativa legal y administrativa en se desenvuelve la vida universitaria se ha convertido en un serio obstáculo para hacer los cambios que las instituciones de educación superior requieren y ha paralizado y adormecido en un sopor las iniciativas de reformas. De tal manera, en el momento que más requieren las iniciativas de renovación, se han ido gestando en sectores importantes de la universidad una pasividad inercial que se concentra en los aumentos salariales, dejando en un segundo nivel los productos del desarrollo. Se ha llegado a poner tal énfasis en lo salarial, que de acuerdo a proyecciones de seguir este ritmo en el 2028 no alcanzaría el presupuesto de la UNA más que para sueldos.
Es fundamental, para levantar el entusiasmo, empezar por destacar los logros alcanzados por la Universidad tanto en el ámbito nacional, como su contribución a la formación profesional en las comunidades del país y la iniciativa y el empuje que esto les ha permitido alcanzar en la actividad socio económica y cultural.
Es fundamental, eso sí, retomar el concepto de Universidad Necesaria y las tareas que esto plantea actualmente, para responder con el trabajo institucional a las necesidades del país. Es una tarea impostergable del nuevo liderazgo institucional, para lograr la autoridad interna y el respaldo de la sociedad. Es preciso saber otear en el horizonte y exponer las nuevas necesidades de conocimiento, para reorientar la nave y construir las alianzas necesarias para la supervivencia y fortalecimiento institucional.
No se trata solo de estar en la avanzada del desarrollo científico técnico, sino de enraizarlo con nuestras fortalezas naturales y geopolíticas. De formar profesionales arraigados en las fortalezas nacionales. Profesionales que sean cosmopolitas al mismo tiempo que patrióticos. Profesionales que no estén separados de las actividades productivas en las que existe un conocimiento acumulado y faciliten su encadenamiento a la vida moderna. Que sepan trabajar conjuntamente y capacitar a los trabajadores más humildes, al mismo tiempo que han tenido experiencia, durante sus estudios, de cursar experiencias en otros países.
Una educación que requiere recursos para que sus graduados hayan tenido la oportunidad durante las carreras de compartir experiencias con otras universidades y centros.
Una universidad capaz de hibridarse con las mejores experiencias internacionales, al mismo tiempo que profundamente enraizada en el alma y la cultura nacional.
No es pequeño el reto que le espera al próximo rector de la UNA, pero quien resulte electo debe emprenderlo, con audacia y un respaldo acumulado interno, si no queremos que se impongan las ciegas políticas de “austeridad” y desmembramiento de la educación superior pública prevalecientes en la Asamblea Legislativa.
En el futuro la Universidad requerirá más, no menos recursos, para invertirlos responder con resultados transparentes a la comunidad nacional y esto requiere un liderazgo sólido y eficaz.
Miguel Sobrado.
Es pionero de la extensión universitaria en la Universidad Nacional, fundador de la Escuela de Planificación y Promoción Social, en el año 1974. En la Universidad de Lódz, Polonia, estudia sociología. Docente en la Universidad de Costa Rica. trabaja por muchos años en a formación de cooperativas de autogestión. Actualmente es profesor pensionado de la Universidad Nacional y estuvo al frente del proyecto Germinadora de Empresas en la región sur del país por más de diez años.
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