Moha Ennaji: El creciente impacto del feminismo norafricano

Desde la Primavera Árabe, los movimientos feministas han transformado los roles de género en Marruecos, Argelia y Túnez, y han conseguido avances para las mujeres y las niñas en el mundo real. Aunque aún queda mucho por hacer, los significativos avances logrados en la última década permiten albergar esperanzas de que se siga avanzando hacia la igualdad.

Moha Ennaji

FEZ – El trabajo de las feministas norafricanas ha aportado de manera significativa a la mejora de las perspectivas de democratización de la región en los últimos años, especialmente en Marruecos. Al promover el empoderamiento de las mujeres por medio de la educación, la emancipación de las limitantes sociales y la producción de conocimiento, las feministas han sabido seguir dando vida al proceso, a pesar de los constantes retos y retrocesos.

Por ejemplo, mientras tres países magrebíes respondieron a los levantamientos árabes de 2011 promulgando leyes para fomentar la representación política femenina, hace poco que Túnez ha retrocedido hacia la autocracia bajo el régimen autoritario de Kais Saied. A 2022, había grandes variaciones en la representación de las mujeres en los parlamentos regionales. En Túnez su proporción se redujo a un 16% desde un 26% en 2014. En Argelia, la representación femenina cayó desde un 31% en 2017 a un 8% en 2021. En contraste, las cifras correspondientes en el parlamento marroquí se elevaron desde el 21% en 2016 al 24,3% en 2021.

El ambiente para la participación de las mujeres varía en la región de otras maneras también. En Argelia, las organizaciones feministas que promueven derechos sociales y culturales disfrutan de relativamente más autonomía y libertad que las que se centran en los derechos políticos y civiles, pero incluso las primeras se ven obstaculizadas por los límites a la libertad de expresión y la falta de fondos.

De manera similar, el movimiento feminista en Marruecos ha luchado por lograr espacios de autonomía política y financiera frente al gobierno, los partidos políticos y otras instituciones. Los grupos de mujeres trabajan codo a codo con organizaciones democráticas y organismos estatales en torno a proyectos específicos, como lo son la promoción de la alfabetización y la educación, la salud reproductiva y los microcréditos. Es más, el gobierno mantiene un presupuesto anual para ONG de mujeres que trabajen por lograr la equidad de género y el desarrollo sostenible.

Si bien el feminismo marroquí y argelino era muy sólido entre 2000 y 2010, el movimiento tunecino despegó tras la Primavera Árabe, debido a la amenaza de los partidos y movimientos islamistas. Sabemos esto por el aumento de las manifestaciones, las sentadas en la calle y las peticiones firmadas. En estos tres países, los movimientos feministas lograron aprovechar tanto los medios tradicionales como las redes sociales para llegar a un público más numeroso y asegurarse de que las voces de las mujeres se escuchen en la calle y en los pasillos del poder.

Gracias a estas iniciativas, Marruecos ha introducido reformas políticas y legales (enmendar la constitución, reformar el código de familia, elevar la representación femenina, y otros), y ha aumentado la participación de las mujeres en la sociedad civil. Los espacios públicos se han feminizado y gradualmente han comenzado a cambiar los roles de género tradicionales.

En Túnez, incluso cuando los islamistas llegaron al poder, las activistas feministas todavía se las arreglaron para convencer al primer gobierno interino de la necesidad de firmar la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación hacia la Mujer. Desde el 16 de agosto de 2011, la ley tunecina reconoce la igualdad en el matrimonio, el divorcio y la custodia. Más recientemente, el movimiento feminista tunecino impulsó una nueva ley que brinda una mayor equidad de género en el tema de la herencia.

Como muestran estos ejemplos, el movimiento de las mujeres en el Norte de África ha hecho grandes avances en elevar la concienciación sobre la importancia del desarrollo económico, social y cultural de la mujer. En el proceso de promover los derechos de las mujeres, las feministas también han hecho aportes vitales a la democratización y la modernización. Si bien las feministas seculares han hecho campaña con fuerzas democráticas y progresistas, las mujeres además han trabajo al interior del movimiento islamista para asegurar importantes logros sociales y políticos -como una mayor cantidad de escaños en el parlamento y puestos de toma de decisiones en el gobernó- desde los días de la Primavera Árabe.

Sin dudas, si bien las cuotas de género, las nuevas leyes de familia y otras reformas han fortalecido la participación y representación política femeninas, puede ser difícil de cuantificar otros efectos positivos. Hay en juego muchos factores sociales, culturales y económicos, y el éxito de toda reforma dependerá siempre del país y la escala y el alcance iniciales de sus disparidades de género. Según el Informe Global de Brechas de Género 2022 del Foro Económico Mundial, los países de esta región han podido ir cerrando sus brechas de género en educación, salud y empleo en un 50%. En Marruecos, el analfabetismo femenino cayó de un 78% en 1962 a un 2,4% en 2021.

En general, los esfuerzos de las feministas han transformado los roles de género en Argelia, Marruecos y Túnez, y asegurado logros del mundo real para mujeres y chicas por los que ha habido que luchar mucho. Pero si bien las mujeres se han beneficiado de su relativamente mejor representación y participación políticas, siguen siendo minoría en puestos de liderazgo. A pesar de las reformas recientes, persisten entre hombres y mujeres importantes inequidades legales, sociales, económicas y políticas.

Como tales, muchas feministas han optado por ayudar a cambiar la mentalidad de la gente y consolidar la presencia femenina en espacios públicos y puestos de toma de decisiones, impulsando nuevas reformas institucionales y sociales no sólo para ampliar su representación política, sino para compensar décadas de discriminación y exclusión. A pesar del inesperado retroceso posterior a la Primavera Árabe, las mujeres están trabajando juntas y desarrollando coaliciones para dar respuesta a sus preocupaciones fundamentales. Los levantamientos de hace una década dieron esperanza a las mujeres y les mostraron lo que podían lograr mediante su organización política y el dar un marco a sus demandas colectivas.

El futuro de los derechos de la mujer en el Magreb sigue siendo incierto, pero los importantes logros obtenidos en la última década ofrecen esperanza para seguir avanzando hacia la igualdad. Mientras más tareas sigan pendientes para luchar contra la discriminación y proteger a las comunidades tradicionalmente marginadas, más y más mujeres hoy buscan construir sobre el legado de la Primavera Árabe. El despertar cívico sigue vivo.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

Copyright: Project Syndicate, 2022.
www.project-syndicate.org

 

Moha Ennaji

Moha Ennaji is Professor of Linguistics and Gender Studies at the University of Fès, Morocco. He is the editor, most recently, of Minorities, Women, and the State in North Africa and Moroccan Feminisms.

 

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