Óscar Arias Sánchez, Politólogo (Dr.).
En estos días hemos visto con sorpresa, con indignación y con preocupación el descenso del país en un espiral de bloqueos y enfrentamientos perpetrados por un grupo minúsculo que se ha rogado de manera ilegítima la representación del pueblo.
Ellos pretenden ahora imponernos su voluntad por la vía de la fuerza. Esto es algo que como sociedad no podemos permitir, sin importar nuestra filiación política o nuestra tienda ideológica, debemos rechazar categóricamente estas acciones y exigir el cumplimiento de la ley.
La ingobernabilidad sólo se vence reafirmando el poder de quienes fueron electos para gobernar y en ninguna democracia los grupos de facto están por encima de los representantes elegidos en las urnas por el pueblo.
Costa Rica es un Estado de Derecho, eso quiere decir que nuestros conflictos se resuelven en las instituciones, no en las calles; las únicas personas que han recibido un mandato para actuar el nombre de la ciudadanía son las autoridades electas.
Hoy quiero sumarme a quienes exigen de nuestro gobierno acciones más enérgicas.
Hoy quiero insistir en la importancia de que nuestros conflictos se ventilen en las instancias previstas para esos afectos y que usemos herramientas políticas para navegar este momento crítico.
La política muchas veces es frustrante, pero la ausencia de política es el caos y la violencia, vivimos uno de los episodios más difíciles de la historia reciente de nuestro país.
Al dolor ocasionado por la emergencia sanitaria y la pérdida de seres queridos se suma también la angustia de la crisis económica que nos ha golpeado al igual que al resto del mundo.
En las próximas semanas y los próximos meses debemos adoptar decisiones complejas que requerirán una cuota de sacrificio. Pretender como pretenden estos grupos agresivos que podemos salir adelante sin ceder nada. No sólo es un error, sino una vil mentira que nos puede salir muy caro.
En momentos como éste se decida el carácter de las naciones. Vemos una vez más un ejemplo de institucionalidad de mesura y de capacidad de negociación y tengamos esperanza. A lo largo de casi 200 años hemos construido un sistema político diseñado para encontrar soluciones. Confiemos en la democracia, confiemos a la democracia que nos ha dado paz libertad, confiemos a la democracia que nos ha dado derechos y oportunidades, confiamos a la democracia que nos ha dado país que, con todos sus defectos, tiene también incontables bendiciones.
Atravesamos una noche oscura, pero no es una noche eterna. Saldremos adelante como un único país bajo una única bandera, con la madurez de quién comprende que las democracias no se desesperan, sino que buscan acuerdo si encuentran salidas.
El uso de la violencia no es parte de la idiosincrasia del ser costarricense. En palabras de Martin Luther King, la debilidad fundamental de la violencia es que constituye una espiral descendente ingendra precisamente lo que busca destruir en lugar de reducir el mal lo multiplica.
Por medio de la violencia se puede matar al mentiroso pero no se puede matar la mentira ni establecer la verdad.
Por medio de la violencia se mata el que odia, pero no se mata al odio, de hecho la violencia solamente aumenta el odio y eso mis queridos amigos es precisamente lo que Costa Rica no se merece.
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