Pablo Chaverri: ¿Es virtuosa la semana “santa”?

Hoy, en un mundo basado cada vez más en la ciencia y la alta tecnología, no es aceptable que alguien haga un clamor extraordinario y este sea creído sin cuestionamiento alguno y sin necesidad de presentar la evidencia probatoria del caso. Esto podría entenderse en una sociedad llena de ignorancia científica y misticismo, pero no en una sociedad moderna.

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Pablo Chaverri Chaves, Científico Cognitivo.

La iglesia católica llama a la población a la reflexión en esta semana llamada “mayor”, dedicada a conmemorar la supuesta pasión, muerte y resurrección de Jesús. Tomémosles la palabra y hagamos reflexión crítica de algunos de los fundamentos básicos de esta celebración.

Algo santo se entiende como aquello que es perfecto y libre de toda culpa. ¿Es esta semana “santa” algo virtuoso en este sentido?

La denominación como “santo” al contenido de la semana “mayor”, es cuando menos cuestionable y cuando más censurable. Entendido como algo perfecto y libre de toda culpa, esta semana no tiene nada de perfecta y sí mucho de culpa. Esta semana está dedicada a un gran clamor sin sustentos (una falsedad), una gran injusticia, una gran contradicción y un gran sinsentido. Veamos cada caso.

Falsedad. Simplemente no es posible resucitar. Así como existe la ley de la gravedad, también existe la ley biológica de la muerte, de la cual no vuelve nadie. Bastaría con ir a un cementerio para verificar cómo la totalidad de los cuerpos se degradan y se convierten en abono. Si alguien dice que Jesús “venció a la muerte”, debe inmediatamente explicar cómo puede alguien morir y luego volver a vivir. Sin esta explicación, creer este clamor es equivalente a decir que la ley de la gravedad no existe, en ambos casos un completo disparate.

Hoy, en un mundo basado cada vez más en la ciencia y la alta tecnología, no es aceptable que alguien haga un clamor extraordinario y este sea creído sin cuestionamiento alguno y sin necesidad de presentar la evidencia probatoria del caso. Esto podría entenderse en una sociedad llena de ignorancia científica y misticismo, pero no en una sociedad moderna. Si hay algo que debemos aprender en esta época de inundación de noticias falsas, es a distinguir entre quienes presentan evidencias válidas de lo que dicen, y quienes no lo hacen. Hacer esta distinción bien será cada vez más crucial en el desenvolvimiento de esta sociedad global.

Injusticia. ¿Estaría usted de acuerdo en que se castigue a un inocente para perdonar a culpables? No es difícil comprender que esto no tiene sentido, pues a todas luces es inmoral castigar al inocente para perdonar al culpable. Sin embargo, al mismo tiempo que deseamos un sistema de administración de justicia equilibrado, razonable y equitativo, la mayoría de la población no solo ve bien la injusta idea del sacrificio cristiano, sino que la alaba y se arrodilla ante ella, cuando en realidad es algo completamente opuesto a la idea democrática de que nadie puede ser acusado ni castigado por una falta que no cometió. Creer que toda persona es inocente hasta que se compruebe lo contrario al mismo tiempo que se cree que es virtuoso sacrificar al inocente para salvar a culpables, es inadmisible en una democracia que se precie de serlo.

Contradicción. Si una persona te dice que ya pagó tu cuenta en un restaurante, pero al salir te llaman a pagar, entonces se equivocan o tu patrocinador te mintió. Del mismo modo, decir que gracias a la muerte de Jesús tus pecados te son perdonados, pero que vas a juicio, es contradictorio. Según el cristianismo, habrá un juicio final, donde unos irán al paraíso y otros al infierno. ¿Cuál perdón hay aquí? Claramente ninguno. Sería como que le llamen del tribunal de justicia para pedirle cuentas por algo de lo que ya había sido absuelto.

Sinsentido. Si un niño pierde su bola, pero la recupera, ya no decimos que la bola está perdida, sino que fue recuperada. ¿Perdió Jesús su vida? No, porque según el propio relato bíblico Jesús resucitó. Es decir, no entregó la vida porque no la perdió. Entonces: ¿está la bola perdida? No, porque la recuperó. ¿Está la vida perdida? Tampoco. Pese a que esta contradicción es muy clara, a mucha gente le cuesta razonar sobre ella y se molestan si esto les es planteado. Generalmente suelen sentirse ofendidos y pedir respeto. Pero desde un punto de vista lógico, decir que quien recupera su vida no la perdió, es equivalente a decir que uno más uno es dos. Y corregir a quien dice que no hay pérdida de algo que fue recuperado, es como decirle que se equivoca a quien afirma que uno más uno es siete. ¿Por qué es irrespetuoso corregir un claro error lógico? Mientras se siga censurando a priori la discusión racional sobre las ideas religiosas, nos mantendremos en el mismo estado cognitivo del medievo: la inhibición de la razón y la entronización del pensamiento deseoso y mágico.

En síntesis, esta semana no tiene nada de virtuosa y sí mucho de paradójica. Bienvenida la invitación a la reflexión.


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