Pablo Chaverri: La conquista y la cruz

Cuando despertemos del hechizo religioso y nos levantemos del sometimiento mental y social en el que nos pone la religión, estaremos en mejores condiciones para desarrollar nuestro potencial humano.

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Pablo Chaverri Chaves, Científico Cognitivo.

Aunque la religión suele ser analizada mayormente desde la perspectiva teológica o “espiritual”, en realidad sus orígenes, sus dogmas y su sentido como los conocemos hoy tienen mucho que ver con la política. Uno de los aspectos en los que esto se puede ver reflejado es en la conquista de América.

Como escribe Santiago Muñoz (2018): “cuando Cortés y sus compañeros llegaron el 21 de abril de 1519 a Ulúa, hicieron exhibición de su fervor religioso rezando arrodillados el rosario ante una cruz erigida en la arena, actitud que pasmaba a los nativos, especialmente porque no entendían la razón por la que los españoles se inclinaban ante dos trozos de madera”.

¿Por qué arrodillarse ante una representación de un instrumento de tortura imperial como es la cruz? La principal arma de los españoles en América no eran sus espadas ni sus caballos, era su religión, y lo que aquellos pasmados indígenas no sabían era que sus pueblos iban a ser sometidos y expoliados en el nombre de esa cruz, que sirvió y sigue sirviendo para justificar la explotación de pueblos y personas en todos los lugares donde ese instrumento de tortura romano sigue erigido. Si ese símbolo sirve para algo es para inclinarse y obedecer a quienes hablan en su nombre, gracias a lo cual obtienen diversos beneficios. Adorar la cruz es alabar el sufrimiento y la tortura. En este sentido, ser cristiano es ser masoquista.

Además, la cruz es una triple farsa en su propia ficción, porque: 1) no cumple el perdón que promete, pues el juicio final sigue existiendo, 2) Jesús no entregó su vida pues resucitó, por lo tanto no la perdió, 3) es inaceptable, anacrónico, injusto e irresponsable castigar a un inocente para perdonar culpables.

Por otra parte: ¿por qué dios tendría que perdonar a la humanidad, si según la mitología judeocristiana  fue este dios quien creó a los seres humanos con sus debilidades, quien creó el mal y quien creó a la serpiente que tentó a Adán y Eva? Si este dios es el creador de todo, eso incluye el pecado, por lo cual la causa primera del mal no podría ser nadie más que tal deidad. Por lo tanto, si este dios quiere perdonar a alguien, debe ser a sí mismo, por ser él mismo el creador del pecado original y por establecer un castigo desproporcionado para toda la humanidad, expulsándola del paraíso por una falta inocua que no le hizo daño a nadie: comer de una fruta prohibida.

Pese a estas evidentes contradicciones, llamativamente, los cristianos no solo no se atreven a cuestionarlas, sino que ven mal que esta mitología sea cuestionada, ante lo cual reaccionan con enojo, no con razonamiento.

Hoy que vemos muchos indígenas cristianizados y que perdieron los cultos a sus dioses precolombinos, es importante no olvidar que la deidad cristiana les fue impuesta y se les obligó a adorar al dios de los europeos. Este adoctrinamiento resultó muy conveniente para los europeos, pues resulta ser que este dios fue inventado por los romanos para favorecer el sometimiento de sus colonias, pues es un dios que ve como virtuoso ser agredido y explotado, que pide colaborar con el agresor y pagarle impuestos al monarca colonial. Además, la evangelización fue la “justificación” que se ideó para colonizar y esclavizar a los indígenas. A cambio de la enajenación de sus tierras y su trabajo, los indígenas recibían una religión que les enseñaba a ver esa dominación no solo como aceptable, sino como virtuosa y merecedora de un premio en “otra vida”.

Cuando los españoles llegan a América lo hacen bajo el signo de la cruz, que, como se dijo antes, es un instrumento de tortura que representa muy claramente lo que pensaban e hicieron con los pueblos indígenas poco después de su llegada: someterlos y torturarlos, matando a millones de ellos y exterminando etnias enteras.

Cuando despertemos del hechizo religioso y nos levantemos del sometimiento mental y social en el que nos pone la religión, estaremos en mejores condiciones para desarrollar nuestro potencial humano. En este 2021 Centroamérica celebra 200 años de independencia del poder colonial; sin embargo, todavía parece faltar camino por recorrer para que se pueda emancipar del instrumento ideológico de esa colonización: la religión cristiana y su tóxica doctrina de la cruz.

Referencia

Muñoz, S. (2019). Hablamos la misma lengua: historia política del español en América desde la Conquista a las Independencias. Crítica.

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