Paul Benavides: Gestión en apuros

Paul Benavides Vílchez, Sociólogo y escritor.

Uno se pregunta por qué el Presidente Alvarado  no convoca a un diálogo nacional para pactar un acuerdo social y político que integre a los empresarios de las distintas ramas, a las universidades, a los agricultores, comerciantes, a los científicos, a los emprendedores, a los propietarios de hoteles, restaurantes, bares etc y pactar una solución y salir de este atolladero en que nos encontramos como sociedad.

La respuesta es muy simple: el presidente oye de un solo lado y no le interesa pactar una solución global. Un acuerdo nacional implica coraje, valor, garra para ubicar a todos en el lugar que le corresponde, de una gran mesa de diálogo con miras a resolver la mayor crisis económica y social desde la II Guerra Mundial, como le gusta decir a Alvarado.

Y utilizando ese ejemplo, una guerra no la gana solo un sector o grupo que impone su hoja de ruta: la gana el liderazgo de un político que une a un país para ganar el conflicto: ¿Les suena Churchill?

Pues no tenemos a Churchill, evidentemente.

Y además Alvarado no cree en el diálogo como solución. Con ello se pierde una extraordinaria oportunidad para empezar a gobernar este país, no en el discurso, sino en la práctica.

En realidad Alvarado cree en la tesis de la Casa Dividida. La ha fomentado y la fomenta. Esta persuadido que el no dialogar, que el no optar por la alternativa de un pacto nacional, le conviene. Favorece su gestión. Le permite no amarrarse a un pacto de dimensiones éticas de carácter nacional.

Con eso demuestra ser quien es: alquien que se encontró la presidencia de la República por puro azar. Cree que ser buen político es ser cínico hasta la pared de enfrente. Un tonto un voz alta.

Ese es casualmente el guion que él sigue a cabalidad montado por el sector empresarial que más beneficios ha obtenido de la política y del poder.

Perversa estrategia que este país le cobrará tarde o temprano. Odiosa  manera de arrinconar la paciencia, la salud y la vida de los costarricenses.