Saul Weisleder: Lo correcto y lo legal
No me vas a convencer de que “no entendés” porqué se cuestiona tu nombramiento. Si lo decís en serio y no como forma de aminorar y desviar la gravedad del hecho y la molestia de tanta gente, habrías dejado de ser la persona inteligente que yo he conocido. Cometiste un error al aceptar ese nombramiento, en tu mente y en tu corazón está la clave simple para enmendarlo.
Saul Weisleder, Economista y Sociólogo.
Ottón Solís debe renunciar lo más pronto posible al nombramiento que le hizo el Consejo de Gobierno como Representante nacional ante la OCDE, con rango de Embajador.
Lo digo directo y “de una”, a estas alturas del partido.
He esperado casi una semana para escribir este artículo y aún ahora, abrigo la esperanza de que cuando se publique ya sea obsoleto porque la renuncia o la destitución ya han ocurrido.
El nombramiento de Ottón ha creado una crisis política absolutamente innecesaria en el país. Y lo más increíble es que puede resolverse en minutos, con solo una acción de Ottón o del Señor Presidente don Carlos Alvarado.
Todas las personas hemos cometido errores y aunque en la función pública pueden ser más graves, mientras tengan remedio a tiempo, puede evitarse mayor daño.
Don Carlos Alvarado, Ottón Solís, ¿qué necesidad hay de que se ponga en riesgo el Convenio del país con el FMI y con ello la profundización de la crisis económica que ya padecemos por varios años y concomitantemente las congojas de hambre, pobreza, desempleo, que viven cientos de miles de familias en nuestro país?
No voy a discutir si el nombramiento es legal. Como lego con sentido común, creo que es, por lo menos, cuestionable su legalidad. Tampoco discuto si Ottón tiene o no las credenciales específicas para el cargo ni otros aspectos que se han planteado para cuestionar o para defender el nombramiento. Eso fue y es hasta cierto punto secundario. En esencia, se trata de un problema político, resultado de la disyuntiva de mantener un clima constructivo en la discusión y negociación de los asuntos de interés para toda la comunidad o satisfacer vanidades, compromisos muy privados o gritar a todo galillo, aunque sea con la voz baja “aquí mandamos nosotros y punto”.
Eso último no es gobernar bien. Provocar “pulsos políticos” desde el Poder Ejecutivo es un tremendo error y aún mayor ante un tema relativamente menor (hasta que lo hicieron mayor en el Consejo de Gobierno), en el que al final, todos y todas perderemos. En este momento lo que queda es ver de qué volumen es esa pérdida (no pecuniaria) y cómo se distribuye. Ottón y el Presidente, pueden determinar que no siga creciendo esa pérdida.
Cuando Delfino, Cristian Cambronero, el periódico La Nación en más de un Editorial, igual que Extra, Eduardo Ulibarri y tantos otros más, de pensamientos e inclinaciones políticas e ideológicas tan diversas, coinciden en que ese nombramiento es equivocado y debe echarse para atrás, es porque la gente que se interesa en estos asuntos ha comprendido que hay en él un gran error.
Nombrar a Ottón fue como solía decirse “tirarle un trapo rojo” a todos los no absolutamente fieles al PAC, llueva o truene. Ese trapo aún emite ondas negativas; al retirarlo dejará de hacerlo, aunque las que ya emitió, habrá que trabajar para controlarlas.
Ottón se queja de que no entiende porqué “cuestionan su nombramiento. Ottón, nos conocemos bastante; diferimos y coincidimos en muchas cosas en el pasado y seguramente también actualmente. No me vas a convencer de que “no entendés” porqué se cuestiona tu nombramiento. Si lo decís en serio y no como forma de aminorar y desviar la gravedad del hecho y la molestia de tanta gente, habrías dejado de ser la persona inteligente que yo he conocido. Cometiste un error al aceptar ese nombramiento, en tu mente y en tu corazón está la clave simple para enmendarlo.
Podría escribir muchas cosas más. Pero me detengo aquí, esperando que cuando este artículo se publique el Presidente y Otón hayan hecho lo correcto y apartado este factor en todo lo que como sociedad, y especialmente el Gobierno y los diputados, deben hacer para poder seguir avanzando.
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