Secretos de una tajada de queque

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Marjorie Ross. Escritora y periodista. 

Se acerca la Navidad y ya comenzamos a disfrutar variados tipos de queque navideño, tanto comerciales como artesanales y familiares. Pero casi nadie se pregunta desde cuándo ni por qué se asentó en nuestro país la costumbre de consumirlo.

Desde la Antigüedad el origen de panes y queques navideños se remonta a la antigüedad romana. En las fiestas dedicadas a Jano o a Saturno, se agasajaba al pueblo con panes dulces redondos que llevaban dentro oculta un haba seca, que simbolizaba la prosperidad. A quien le tocase, se le coronaba rey por un día. Otra versión señala que si le correspondía a un esclavo, ganaba su libertad.En aquel entonces se preparaba en diciembre un pan dulce especial, escudo contra todos los males y anzuelo para la buena suerte. La costumbre estaba tan arraigada, que la iglesia católica no la prohibió, sino que la reguló y exigió que los panes fueran al templo para ser bendecidos durante la Consagración. Cada familia comía una porción y lo demás se reservaba para personas o animales enfermos, que con ello se recuperarían.

A la antigua rosca de Navidad que se horneaba en España, se le introducía una figura de hada, como protectora y portadora de riqueza, porque se le relacionaba con la muerte y el renacimiento.

Así, el pan (transformado hoy en el “roscón de reyes” que se come en enero y lleva adentro una leguminosa), se fue convirtiendo en amuleto de la suerte.De nuestra herencia

A nuestro país, multiétnico y pluricultural, la costumbre llegó desde varias vertientes: de España, Gran Bretaña (Plum Pudding), Francia, Italia (panettone), Alemania (Stollen) y otras tierras, ya que en distintos rincones del mundo occidental hay versiones propias de este alimento.

Un ejemplo es el tradicional plum pudding limonense, pariente cercano del queque de Navidad del Valle Central, que fue aprendido por los inmigrantes jamaiquinos de sus antiguos amos en las plantaciones. Lo ingredientes de ese queque especial provenían de todos los confines del mundo conocido. Las pasas negras, de Australia; las pasas verdes o sultanas, de allí mismo y de África del Sur; el polvo de pan, el sebo de res y los huevos, del Reino Unido; las manzanas, del Reino Unido o de Canadá; el azúcar, de las Antillas inglesas o de Guyana; las cáscaras de fruta confitadas, de África del Sur; la canela, de la India o Ceilán; el clavo de olor, de Zanzíbar; la nuez moscada, también del Caribe; el brandy, de Australia, África del Sur, Chipre o Palestina; el ron, de Jamaica; y la cerveza, de Inglaterra, Gales, Escocia o Irlanda. (Ver imagen arriba).

En la tradición cristiana se dice que la proveniencia y variedad de las especias que aún se le ponen, simbolizan los regalos que los Reyes Magos llevaron a Jesús recién nacido; y las frutas secas, los frutos de las buenas obras, que serían recompensados en el año siguiente desde el Cielo.En nuestro país se ha acostumbrado preparar, al lado del que ya es tradicional, un queque navideño llamado queque criollo, que lleva como ingrediente principal plátanos maduros (ojalá tipo curraré), al que se le agregan nueces, pasas y ron.Hoy en día, afortunadamente, hay en el mercado muchas variantes libres de gluten, otras sin lactosa, sin azúcar o sin nueces, etc., para acomodarse a las necesidades dietéticas particulares de un público variado.

Emparejado con el rompope. A muchas personas nos gusta el sabor del queque navideño acompañado de rompope, la bebida clásica del último mes del año.  Días atrás, probé una interesante variación: un quequito de Navidad coronado con crema de rompope. Realmente una excelente idea de Kafé-Kafó.

 

 

Marjorie Ross  

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