Sergio Erick Ardón: Los Sánchez Fernández

Si esos años de estudiante, para muchos de nosotros fueron los años más lindos, cabe reconocer que los guías, los enseñantes, los profesores, en ese amplio disfrute mucho tuvieron que ver. 

Sergio Erick Ardón Ramírez.

Rodrigo, Claudio, Guido, todos profesores, y todos hijos de Gonzalo, también, a su vez, profesor. Rodrigo y Claudio de matemáticas, Guido de geografía. Los tres de voces graves y fuertes, los tres, además. declamadores.
Cuando en 1948, estrenando pantalón largo, nos convertimos en alumnos del Instituto de Alajuela, tuvimos la dicha de tenerlos de profesores.
Claudio y Guido desde el primer año, Rodrigo a partir del tercero. Guido fue para mi, que amaba la geografía, un estímulo que nunca terminó. Sus clases eran magistrales. Claudio, adusto y exigente, nos introdujo en el extraño mundo de la aritmética y en el aún más extraño mundo de la trigonometría. Rodrigo era el encargado de geometría, con sus curvas y quebrados.
Todo aquel que ha pasado por las aulas sabe que si hay alguna materia que nos provoca escozor, esa es las matemáticas. Pues con  los Sánchez Fernández, tiza en mano y frente al negro pizarrón, con esas voces imperiosas y graves, era tal el suspenso y la atención, que algo fuimos aprendiendo.
El Instituto de Alajuela, en esos años, gozaba de bien ganada fama, y no solo por tu banda de clarines y tambores, ni por sus blancas guerreras, ni por sus muchas banderas. Tenía también como virtud principal, un cuerpo de profesores de primera calidad, del que los Sánchez Fernández eran la columna vertebral.
Si esos años de estudiante, para muchos de nosotros fueron los años más lindos, cabe reconocer que los guías, los enseñantes, los profesores, en ese amplio disfrute mucho tuvieron que ver.
Ese reconocimiento es lo que he querido hacer, trayendo a cuento a los hermanos profesores Sánchez Fernández, a quienes solo gratitud y admiración guardamos.

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