Tomás Povedano y de Arcos
Julio E. Revollo Acosta. Genealogista.
El artista, el masón y el teósofo Tomás Pedro María Araceli Pomposo de Jesús de la Columna Povedano de Arcos nació en la villa cordobesa de Lucena el 22 de setiembre de 1847.
En este artículo rescatamos varios hechos de su vida no del todo divulgados, pretendiendo ilustrar al lector sobre las tres principales facetas de don Tomás Povedano, personaje importante en la vida nacional costarricense, cuyo legado permanecerá por muchas generaciones.

De acuerdo con el Censo General llevado a cabo en agosto de 1875 en la ciudad de Sevilla, España, aparece Tomás Povedano y de Arcos, de 27 años de edad, casado, pintor, natural de Lucena, Provincia de Córdoba, hijo de D. Pedro Povedano Hispuzúa y de Da. María de Arcos y Plaza, el primero difunto. “Servicio militar en Sevilla Abril del 68. Nro. que obtuvo en dicho sorteo, 247. Fue exceptuado del servicio por corto de taya. En la quinta del 74 se exceptúa por ser casado”.
El artista
Nos dice Gerardo Pérez Calero que tras su primera formación artística en Málaga, en cuya Escuela de Bellas Artes estudia dibujo, pronto aparece en Sevilla como artista dedicado al cultivo de un tipo de pintura ecléctica. Como la mayoría de los pintores de su generación, participa en las diversas exposiciones artísticas regionales que se convocan. En 1879 participa en la de Cádiz y, tres años después, en la muestra anual organizada por la Academia Libre de Bellas Artes de Sevilla. En 1888 anuncia en el diario local El Progreso que tenía abierto estudio de pintor en la ciudad, lo que

suponía afrontar la dura competencia existente entonces en Sevilla, en la que, no obstante, iba alcanzando fama y posición social, toda vez que al año siguiente es nombrado miembro del jurado del Certamen Literario y Artístico convocado por el Ateneo y Sociedad de Excursiones de Sevilla. Es en ese mismo año que logra el segundo premio en la Exposición Universal de París.
En 1890 triunfa en el concurso convocado por la Legación del Ecuador para la fundación de la Academia de Bellas Artes de la ciudad de Cuenca. Al año siguiente se instala en ese país y, al mismo tiempo, ejecuta importantes trabajos privados, sobre todo retratos. En 1892 consigue la Medalla de Oro de Primera Clase en la Exposición de Quito y, al año siguiente, también la de Oro en la de Chicago.
En 1896 llega a Costa Rica para atender unos encargos públicos. Precedido de una gran reputación, en San José llevaría a cabo una de sus más importantes empresas artísticas; la organización de la Escuela Nacional de Bellas Artes que el propio presidente don Rafael Yglesias Castro, le había encomendado, logrando inaugurarla el 12 de marzo de 1897. Ese mismo año, consigue la Medalla de Oro de la Exposición de Guatemala la cual contaba además con un a colección de esculturas clásicas de yeso y otras de grabados.

La Escuela Nacional de Bellas Artes se convertiría, gracias a su organizador, en la gran referente docente contemporánea de Centroamérica. Su importante labor se tradujo en la captación de numerosos discípulos que mantuvieron vivo el estilo académico clásico que representaba el maestro Povedano, cuyo impulso y nuevos bríos renovadores llegarían al primer tercio del nuevo siglo, periodo en el cual se celebraron las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes patrocinadas por el Diario de Costa Rica. Hasta 1940 se mantuvo como director dela Escuela, momento en la misma se integró en la Universidad de Costa Rica.
Don Tomás recibió a lo largo de su vida, diversas distinciones entres las cuales destacan la de Caballero de la Cruz Roja Española, Caballero de la Orden del Libertador de Venezuela y Académico Correspondiente de la de San Fernando de Madrid.
El masón
En 1873, don Tomás se inicia en Sevilla en la Logia Fénix Graco, dependiente del Gran Oriente Lusitano Unido o Supremo Consejo de la Masonería Portuguesa, adoptando el nombre simbólico de Rubens. En 1875 de le otorga el grado de Maestro y es nombrado Secretario de la Logia., época en que la masonería fue tenazmente perseguida y llegó a considerarse como delito el pertenecer a ella.
En el año de 1876 se le otorga el grado 18 en el Capítulo Rosa Cruz Numantina, de Sevilla. Se afilia luego, en Madrid, a la Logia Pirámides No. 37, dependiente del Soberano Gran Consejo General Ibérico y pertenece también a diferentes Cámaras. En junio de 1890 le es extendido Diploma de Soberano Príncipe de la Orden del antiguo y primitivo Rito Oriental de Menfis y Mizraim, reconociéndosele poco después como Gran Inspector General grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
A fines de 1896 llega a Costa Rica y se afilia a la masonería local con el propósito de cooperar intensamente en sus actividades y darle todo lo que él fuese capaz de dar. En 1901 funda con otras distinguidas personas, la Respetable Logia Hermes No. 7 de la que fue su primer Venerable Maestro en los años de 1901 y 1902.
Durante el resto de su vida perteneció a la citada Logia y, al mismo tiempo, fue el Representante en Costa Rica del Supremo Consejo Centroamericano. En reconocimiento a sus méritos se le nombró miembro honorario de la Logia La Luz No. 3.
Durante dos períodos – 1905 y 1907 – desempeñó el honroso cargo de Venerable Gran Maestro de la Gran Logia de Costa Rica.
El Teósofo
El 27 de marzo de 1904 es creada por primera vez en América Central, una sede de la Sociedad Teosófica, al fundar don Tomás la Rama Virya en San José.
Es desde inicios de 1908 que la mencionada Rama comienza la publicación de la Revista Virya, Estudios de Teosofía, Hermetismo, Orientalismo, Psicología, etc., la cual se distribuye gratuitamente habiendo obtenido una difusión nacional bastante importante. Director de la revista es precisamente don Tomás en su calidad de Presidente y fundador de la Rama Virya.
Para noviembre de 1912, don Tomás escribe en su artículo Por los obreros, que todo aquel que con su peculiar esfuerzo de voluntad, de inteligencia, de cualquier clase de acción que sea, contribuye a sostener la vida de las naciones, su prestigio y cultura, su bienestar y adelanto, es un obrero del progreso humano. Don Tomás también

señala que los estadistas, los filántropos, los educadores y los higienistas tenía el deber de aunar sus esfuerzos a favor de los desheredados que gimen en el abandono y habitan en míseros tugurios. (Virya 1912: 384).
Con respecto a la fundación de la Sociedad protectora de Animales, para junio de 1914, el señor Povedano acotaba que los pueblos en que se lucha por aliviar la miseria moral y física, donde se respeta, ama y considera a la mujer, al niño y al anciano, en que se vela por el bienestar y la salud de los animales, salieron del estado inferior propio de las razas primitivas y sobre ellos descienden las bendiciones de lo Alto (Virya, 1914: 103).
Julio E. Revollo Acosta
Ex Diplomático, Genealogista e historiador
Artículo publicado en la Revista de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas Nº51 de Noviembre del 2015.
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