Víctor Valembois. valembois@ice.co.cr
Hubo un tiempo en que el asceta era el ideal propugnado. Pero hasta el imperio romano cayó por la gula. Tengo ante mi una foto presti-digitalizada*, donde el guapo-por-flaco David, el de los clásicos, aparece “un para de años más tarde”, por la chatarra que llaman comida: se descuidó con bocadillos de dieciocho pisos…. Y ¡zaz! Ahora, con otro imperio, el de la coca-colonización (término a incorporar en el DRAE), no solo es cuestión de kilitos de más, sino de información de más, todo envuelto y presentado, eso resulta lo más curioso, como “light”, ligero y pasajero. En el fiel de la balanza… el estilo ese no diferencia entre gordura e hinchazón. ¿Cómo no va a estar inflado uno, con tanta inflación, amén de grasa y de vida sedentaria, si encima lo engordan tipo “24/7” con sucesos* que sucedieron, pero…
No crean que esa inconsistencia resulte típica del dizque primer mundo. No. Conozco bien un conjunto de países diminutos en lo que el mismo Neruda llamaba “la cintura de América” (vean que ya hasta los poetas pueden estar preocupados por la línea curva).
En esta región, al sur, un dictadorzuelo, carita* de piña, les regó la bilis a los mismos gringos, pese a ser enseñado por ellos, pez gordo que era, de tanto tragar y vender polvillo blanco. Los yankees, que no aprenden, pusieron en su lugar un presidente gordinflón y ni la enfermerita se la pudo con él. Pero al otro extremo de Costa Pobre (pobre pero no flaca), un gordinflón alemán, de tanto acaparar, estuvo a punto de explotar. El paroxismo llegó a los hogares de este tropical paraíso de felicidad: allí, indefectiblemente, la mujer lo trata a él de “gordo” aunque tenga pancita de espárrago.
Vean cómo también las empresas se fusionan hasta formar panzones financieros. ¿Cómo no va a ser redondo el mundo, cuando lirondo el panzón del anuncio grita “¡quiero más!”? A puro taco, queda tasqueado, atascado. ¡Socorro! Picazón en el fondillo*.
Me van a argumentar que, al contrario, existe la comida light, que se practica la liposucción; que es cosa de uno, si quiere intoxicarse a puro picadillo de información. Pura pantallita*, patraña podrida, patología perfecta. Por algo será que en inglés fat, fate y fatal constituyen una trilogía que me cae mal: grasa, destino y fatalidad. Por eso, señores, yo me quiero bajar: propugno un mundo de lo flaco y lo pequeño, pareja dispareja, pero asociada. ¡Flacos del mundo uníos! incluyendo el fideo de mi vecino. Yo, marinero en tierra, me quedo con mi flaca. Doña Gordiana, usted a lo suyo.
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