Víctor Valembois.
Extraño, sorprendente, en este país, el varón al que dedico mi crónica…: primero lo “afusilan” como dicen por estos lares… y después le dedican un parque. Este “Morazán”, al lado de la Escuela República del Perú… para muchos, lástima, no constituye sino un parque, un punto de referencia… un mazapán sin contexto explicativo.
Sorprendente, porque nuestro hermoso pulmón citadino abriga también algo trágico, un bus entero, por allí no más pasada la frontera desde Nicaragua, hacia los “fonduras” (como dicen los mapas viejos por esa parte)… se fue al precipicio entre miles de curvas. Puedo dar testimonio, porque hice ese mismo recorrido: ¡muy peligroso!
Por otro lado, al grano: entre nosotros prevalece una sui generis vivencia anti-militar… ¡Aplauso, entre otros por eso estoy aquí! Pero Francisco Morazán, aparte de soldado, también era caudillo… como Pepe Figueres, vencedor en lo militar, quien de manera astuta suprimió la institución castrense, en décadas anteriores ya enclenque.
Militares… también lo fueron, Bolívar y San Martín. El primero: venezolano-colombiano, el segundo: argentino, nada comparable, este último, con ese fantoche al que apellidaron el “Che” Guevara. Triunvirato de altura, grandes héroes independentistas. ¡Por velada xenofobia y crasa ignorancia no olvidemos a Morazán, hermano nuestro en la misma fila!
¡Por favor ticos aislacionistas, salgan de su splendid isolation! ¿Que somos genéticamente algo más blanquitos que los otros pueblos alrededor, aquí no más en la “cintura de América” como nos describió plásticamente Neruda? ¡Por favor! Esa debilidad genética, a mi, celta importado, me amenaza con darme cáncer de piel…
Un tanto racista, ese complejo de superioridad en todo y porque sí: aparte de nuestro celular leamos también los periódicos: nuestro cacareado bote educativo hace agua por diversos lados. Nuestro modelo democrático, identificado demasiado con eleccionitis en cada esquina…fisuras también está mostrando.
Pero las carreteras, los puertos, los aeropuertos de esta esquina en el mundo requieren coordinación supra-regional; la panamericana constituye el eje vertebral de nuestro continente americano. ¡Por mirar solo nuestro lindo ombligo no perdamos la perspectiva del conjunto al que la madre tierra nos convoca!
Otro factor, entre tantos. Francisco Morazán era poliglota: tomemos ejemplo de él, en ese aspecto. Retomemos el estandarte: ¡no nos conformemos con nuestro español cada vez más pobre en léxico, “más pior” en escritura, mano! No pretendamos “hablar inglés” porque nos sale un OK o un tuanis (too nice?) a cada rato.
Morazán era unionista, sí… También en ese aspecto, abramos ojo en vez de taparnos con el velo aislacionista: en un mundo con interdependencia cada vez más fuerte, entre otros por el inevitable avance de los medios de comunicación, avestruces seríamos cada republiquita centroamericana, escondiéndose tras alas pequeñitas.
¡De acuerdo! Igual, la Europa occidental democrática tiene sus problemas, sus intentos de progreso a veces se frustra con aleteos inmaduros, con separatismos cortoplacistas, con zancadillas de mediocres. Pero en la ahora solida Unión Europea, las diferencias no impidieron un crecimiento y refuerzo mutuo.
Detalle revelador: si Morazán hubiese visto que ahora, los países hermanos centroamericanos se piden visa entre sí, definitivamente estaría decepcionado: su visión a largo plazo, mejorable, cómo no, ciegos de cortoplacismo, la estamos matando. ¡Tengamos espíritu cosmopolita entre todos y en beneficio de todos!
(valembois@ice.co.cr)
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