Victor Valembois: Soñar en grande, desde un país chiquito
Es cuestión de agarrarnos del papalote de tantos pensadores-en-grande, como don Pepe: “volamos muy alto para que no nos alcancen las flechas de los pigmeos”
Víctor Valembois. valembois@ice.co.cr
En varias instancias aquí, quedó subrayadito el contraste entre lo diminuto del país, en lo geográfico, frente al ego inflado de sus habitantes. Es cierto también en lo político. Escuchemos a Eduardo Calsamiglia con este tirón de orejas, desde hace exactamente cien añitos:
Los trescientos mil mortales
que habitamos hoy en día
esta Nación microscópica
tan amable, y tan chiquita,
que en un mapa-mundi,
casi ni se nota a simple vista,
los trescientos mil gritones
que nos pasamos la vida
haciendo himnos y epopeyas (…)
Ciudadanos de esta tierra,
habitantes de Tiquicia
que nos estamos rompiendo
unos contra otros las crismas,
no nos soñemos gigantes
siendo, con trabajo hormigas (…)
La Información, Año II, Nº 386, 9 de junio 1909.
Me temo que la misma educación nos refuerza un esquemita tipo Peter Pan*, eso sí, como señala el escritor, llenándonos de grandilocuencias… todo permanecerá mientras no nos esforcemos ni pío. Ya entonces, también lo exigía Pío Víquez: salgamos de esa política chica, de la ventaja del uno sobre el otro, hacia la política grande, la del estadista.
Es cuestión de agarrarnos del papalote de tantos pensadores-en-grande, como don Pepe: “volamos muy alto para que no nos alcancen las flechas de los pigmeos”*. ¿Y qué le parece adaptar la frasecita real de King, el soñador: I have a dream? Rita Montalcini señalaba que el cerebro* no se arruga. ¡Los sueños tampoco!
Claro, si se la pasa de sueñito en sueñito… este pequeño sueño puede transformarse en pesadilla. ¡Dejemos esta visión timorata! Pensemos como Rubén, el poeta: “si la Patria es pequeña, uno grande la sueña.” Él veía el Momotombo y soñaba de Masaya a más allacito. ¿Frasecitas no más? Ojo, el cambio pequeño* puede mover el mundo, palanca* hacia las estrellas.
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