Víctor Valembois. valembois@ice.co.cr
¡Pío-pío! Suena mi celular, tan a mano, handy… en alemán (!). Pero es el momento más inapropiado, yo obrando (no vayan a pensar mal:)… en trabajitos faciales*, cosa que se hace en mi baño, lugar que, en neerlandés por ejemplo, y por alguna razón se llama “el cuartito más pequeño”.
Pero hablando de servicios, con una ordencilla judicial los del OIJ (ojo: instante jodido) interceptaron el siguiente mensajito pasado por los huevitos del desayuno de ayer, entre las 8.15´ y las 8.37´:
Cita zapote frente casilla presidente no sea atrasadilla pa ir al rancho llevo birritas y otras cosillas pasarla tuanis el mesmo de anoche veni mas q ligera o sopap
Debe haber un errorcillo* de transmisión al final o de tan escuetos los 140 caracteres, el emisor marcó su mal carácter.
El fono, cada vez más mini pero más inteligente, se ha vuelto casi una extensión de uno. Manito, le da a uno una manita. Otra cosa es la comunicaditis absurdis tremens…: la mayoría de esas “comunicaciones” contiene solo basurilla, ¡costosa de su tiempillo!
Diosito no me permite hablar mal del progreso que el tuiteo ese puede aportar, hasta en forma nueva de guerrilla*: contra la cerrazón (de medios y de mentes) por ciertos gobiernos, irán y venezolerán los mensajes de rebeldía.
Pero, ¡ojito al Cristo! Muchos, una vez conectados, terminan enganchaditos. Encadenados, solteros… pero esposados*. Teclear y enviar tantísimos textículos por el celular, cada día, puede generar molestias… en el cuellito, los deditos y… me temo además en la cabecita, por reducirse cada vez más las frasecitas, las palabritas y a la larga las ideítas….
Una cosa es entonces temer el terrible quiebrahuesitos, y otra, cómo prepararse contra esa pandemia de lecturitas masomenitas, pensamientos pobretes y peor presentaditos. El tuiteo no va con correctorcillo* incorporado.
Total que del libro de la inteligencia que, de niños nos metieron a la fuercilla, nos irá quedando si acaso una paginilla o algún que otro gritito gutural… ¡A ponerse las pilitas*!
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