Vladimir de la Cruz: Con Lineth el PUSC tiene posibilidades de gobernar
Vladimir de la Cruz.
La presente entrevista fue realizada con la colaboración de la periodista Gilda Chacón el pasado día 7 de julio del 2021. El objetivo de esta conversación se da al calor del actual panorama electoral y habiéndose definido las candidaturas a la Presidencia de la República de Fabricio Alvarado por Nueva República, José María Figueres por Liberación Nacional y Lineth Saborío por la Unidad Social Cristiana.
En un país sumergido en una profunda crisis económica, actos de corrupción y descontento social, enmarcado por una pandemia global, el acontecer político y el escenario electoral por muchas razones pareciera ser inédito.
En estas condiciones, Vladimir de la Cruz, quien ha sido dirigente estudiantil, político, académico, candidato a la Presidencia y ex diplomático, nos da gracias a la colaboración de Gilda Chacón, sus puntos de vista acerca de los acontecimientos en desarrollo y por venir en los próximos meses, cuyos resultados e impacto,definirán el devenir de Costa Rica en momentos de un bicentenario incierto.
¿Cómo ve la situación política? Hay un ambiente que se siente de llevar de nuevo una mujer a Zapote, de que el país está preparado para que una mujer ejerza nuevamente la Presidencia. ¿Está de acuerdo con eso?
En torno al nombramiento de la candidata del Partido Unidad Social Cristiana, Lineth Saborío Chaverri, efectivamente se ha puesto de nuevo en perspectiva la posibilidad de que una mujer vuelva a ejercer la Primera Magistratura o de que llegue a la Presidencia de la República.
Cuando terminó el gobierno de Laura Chinchilla Miranda, en el 2014, se empezaron a hacer críticas, a propósito del escándalo de la Trocha, y otras situaciones que allí se dieron, y como sucede con todos los gobiernos, a su salida, que se le hicieron balances negativos de esa experiencia de Gobierno, donde se llegó a afirmar, por parte de distintos analistas, que difícilmente volvería a la llegar a la Presidencia una mujer en mucho tiempo. Yo no estaba seguro de esas afirmaciones, ni participé de esas afirmaciones, porque en el tiempo el Gobierno de Laura Chinchilla va a ser bien valorado, y sigo considerándolo igual, que se va a ver como un buen gobierno en términos generales, y no como un mal gobierno.
Cuando, en este momento, en que estamos en vísperas de las elecciones del 2022, y han pasado ocho años del gobierno de Laura Chinchilla, han habido ya ocho años de Gobierno del Partido Acción ciudadana, y aparece una candidata a la Presidencia de la República, del Partido Unidad Social Cristiana, bastante fuerte para este partido.
Como candidata presidencial resulta ser una candidata con posibilidades de ganar las elecciones. La posibilidad la tienen todos los candidatos de igual manera, Pero, cuando digo posibilidades, en el caso de Lineth Saborío, digo que es una mujer que está jugando en primera fila. Y, que esa primera fila, de pronto produce un efecto electoral de atracción sobre Lineth Saborío, como candidata presidencial. En esto puede influir que Lineth Saborío ha estado marginal de las luchas políticos electorales desde el 2006, cuando acabó el Gobierno de Abel Pacheco de la Espriella, en el que ella era Vicepresidenta.
Al haber estado marginada, en cierta forma, de la lucha político electoral, no hay nada que achacarle en términos negativos, como se acostumbra en el país, ni de crítica pública, ni de crítica política ni personal. Eso la hace una especie de llegada de “manos limpias”, como se utilizó en la campaña de José Joaquín Trejos Fernández, en 1965-1966, al proceso electoral, frente a la campaña electoral que viene para el 2022.
Lineth tiene la experiencia de haber sido Directora del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de haber sido Vicepresidenta de la República, y, en materia de la situación horrorosa que hay de corrupción pública, como se ha venido agitando en medios de comunicación, el que ella haya sido directora del OIJ de pronto puede verse con buenos ojos ante los electores, pensando que se necesita alguien así en la Presidencia de la República, que entienda lo que este Organismo de Investigación Judicial, y la persecución judicial que este Organismo puede realizar y ejecutar contra vicios, prácticas, usos, costumbres y situaciones de corrupción pública, y de delitos en general, que especialmente afecten la Administración Pública, las instituciones del Estado y del Gobierno. Me parece que esto podría ser un adorno para Lineth.
Por otro lado, en el campo emocional y sentimental de los costarricenses, la mayoría de los votantes, con una ligera diferencia de los hombres, son mujeres. Y en lo emocional y sentimentalmente todos los costarricenses tenemos “mamitis”. Esto significa que todos de una u otra manera, nos vemos reflejados constantemente en nuestras madres, nuestras abuelas, en las mujeres que nos rodean, especialmente aquellas que nos han construido, que nos han ayudado a formarnos, que nos han inculcado valores, que nos han cuidado desde chiquitos y hasta mantenernos, como también son las mujeres cabezas de familia, que son muy importantes para sostener hogares y desempleados.
La sociedad costarricense, a mi manera de ver es muy matriarcal, en este sentido. Puede ser muy machista en otros aspectos, pero en estos aspectos emotivos es muy matriarcal. Por otra parte desde el primer Gobierno de Oscar Arias Sánchez, 1986-1990, se han venido fortaleciendo las políticas públicas para la mujeres, su mayor igualdad en todo sentido, y se han ensanchado los espacios públicos de las mujeres.
En los costarricenses hay un aprecio muy especial por la madre, donde siempre encontramos refugio, cariño, amor, afecto, apoyo, protección, solidaridad, buenos consejos. En este sentido Lineth puede representar todo esto en medio de la crisis, de la desolación y situación que se ha venido viendo, especialmente, en la crisis emocional que ha provocado también la Pandemia, desde el año pasado. No por la situación económica y social sino porque la Pandemia que ha obligado a estar recluidos en los hogares. Si a ello agregamos los efectos económico sociales, provocados por la Pandemia, Lineth también puede jugar un papel muy importante porque, en las crisis económico sociales del país, las mujeres siguen desempeñando un gran papel. De allí que las mujeres cabeza de familias han sido el sostén, por muchísimos años, de miles de familias. Hasta antes de la Pandemia habían 350.000 mujeres cabezas de familia, que mantenían hogares siendo sus principales ingresos aún cuando tenían esposos o compañeros. Y, antes de la Pandemia el número de desocupados andaba en 220.000, de manera que muchos de ellos, si no todos, se sostenían por alguna de esas mujeres cabezas de familia. La Pandemia elevó la desocupación a los 600.000 trabajadores, aunque oficialmente se reconozcan 440.000 desempleados, y redujo las cabezas de familia, según me han dicho, a poco más de 250.000, lo que agravó esta situación de vida de miles de familias. Antes de la Pandemia la presión de los desempleados no se hacía sentir explosivamente por esa situación de la mujeres cabeza de familia, pero en este momento eso es una olla de presión casi sin válvulas de escape, que en cualquier momento puede explotar. Esto significa que hay entre 200.000 y 300.000 hogares, o más, que no tienen apoyo en una mujer como principal ingreso de sus hogares.
En este sentido, la imagen de una mujer gobernante puede dar la sensación de esa mujer cabeza de familia, de la casa de los costarricenses, que es Costa Rica, que puede contribuir a resolver los graves problemas nacionales, y los económico sociales, como los de desempleo que están sufriendo miles de costarricenses. Lineth podría perfectamente jugar ese papel, en su empaque, para decirlo así, porque además tiene una agradable sonrisa, un agradable gesto, transpira tranquilidad, bondad, es una figura muy “matronal” o “matriarcal”, muy “madre”, muy “abuela”, para decirlo en estos términos. No se le siente hostil, ni peleona. Si esto se sabe explotar política y propagandísticamente, perfectamente, me parece, que podría jugar un papel de primer orden en la campaña electoral. Por supuesto que esos no son suficientes, ni los únicos atributos. A ellos tendrá que sumar lo que ella exponga como programas y políticas de gobierno fundamentales que quiere llegar a desarrollar en caso de que gane la Presidencia. Ella ya ha elaborado un planteamiento de 10 puntos, desglosados en varios apartados, que resumen bastante bien, en términos generales algunas cuestiones de su interés. Habrá que ver cómo traduce eso en términos más políticos en la campaña electoral. Pero, a mi modo de ver la Unidad Social Cristiana ha escogido una buena candidata, y una candidata que puede dar una sorpresa.
¿Comparada Lineth con José María Figueres, considerando que a José María se le ve como uno de los más fuertes candidatos, en este momento, cree que se puede repetir una campaña como de la de 1966, en ese sentido?
No sé como se diseñarán las campañas electorales de los partidos principales. Hasta ahora no hay luces en ese sentido. Pero, alrededor de José María Figueres hay muchas leyendas urbanas, que le producen mucho empañamiento a su imagen y a su candidatura. Ganó la Convención interna de Liberación Nacional, pero eso no es suficiente para sentirse ganador nacional. No tiene unificado su partido. Sus asesores mal le han aconsejado respecto a cómo tratar internamente a sus contendientes, especialmente a Rolando Araya. Tal vez Rolando también se ha excedido en la peticiones hechas para incorporarse a la campaña. José María en las encuestas que se han venido haciendo es el que más puntos negativos tiene, y el que más rechazo produce, y eso no es fácil de superar si no se tiene a todo el Partido lo más unificado posible.
De lo que sí estoy seguro es que Lineth Saborío juega en la primera fila con José María Figueres, y que si no le había salido contrincante, ya la tiene, aunque dependerá de los temas de campaña y cómo los aborden. Pero, José María con Lineth puede perder. Lineth tiene unido a su Partido. José María lo tiene muy fragmentado. Con Lineth la Unidad Social Cristiana tiene posibilidades de llegar nuevamente a gobernar.
La mala percepción en encuestas de José María da para una campaña similar a la de 1966. Lo que no sé es si el país aguanta una campaña de ese tipo con todos los escándalos de corrupción que han tocado a los partidos gobernantes desde hace muchos años, que hoy tienen alarmado al país con las ramificaciones de la corrupción en las obras públicas. Igual corrupción hay en la lucha contra las drogas, en la Corte y en las instancias judiciales, en tener a Costa Rica como la bodega de la droga centroamericana hacia Estados Unidos y Europa, con tolerancia y complacencia de las autoridades nacionales. Igual sucede con el blanqueo de capitales que se produce en el país, a vista y paciencia de las autoridades financieras que deben controlarlo.
¿Qué afecta a José María Figueres en ese sentido?
Las limitaciones que él tiene como candidato presidencial. Antes el candidato de Liberación Nacional podía escoger 7 u 8 diputados. Ahora solo le permiten el primer puesto por San José. Lo demás tiene que negociarlo. Eso deberían modificarlo en una Asamblea Nacional.
¿El ex precandidato del PLN, Rolando Araya eso es lo que está pidiendo?
Parece que sí. Pero ahí pierde su propia perspectiva, porque la primera alianza que hizo José María Figueres fue con Antonio Alvarez Desanti, y eso lo colocó con la ventaja que tuvo en la Convención. Y, con Antonio negoció ese primer puesto.
Pero, cualquier otro puesto encabezando cualquier provincia es elegible para Liberación, que no ha bajado de tener 17 diputados en los últimos gobiernos. Son elegibles hasta sus segundos lugares y en San José hasta el tercero.
Tiene razón Rolando de no aceptar un Ministerio porque eso es posible hasta que haya ganado la Presidencia, y eso aún está por verse.
Si ya triunfador José María y Rolando está en una diputación y lo quieren de Ministro de Educación, como se ha dicho, eso es otra historia.
Lo que pasa es que los asesores de José María tampoco lo quieren de Diputado, por la cantidad de candidatos que rodean a José María pidiendo los primeros y segundos puestos.
Rolando sería un gran diputado probablemente en este momento, como sería también un gran Presidente del Partido, que parece que es otro puesto que solicita Rolando.
El Partido Liberación Nacional necesita un cuadro político como Rolando al frente si quieren sobrevivir, como Partido, hacia las próximas campañas electorales, sobre todo si pierden la del 2022. No es razonable para Rolando pedir más en este momento.
Usted había dicho de Lineth, cuando se mencionó su nombre como precandidata, que era como un florero sin flores.
Sí, efectivamente eso dije. También señalé que de los candidatos de la Unidad Social Cristiana era, en ese sentido la que mejor empaque tenía, y desde su inicio dije que era la que tal vez iba a ganar esa Convención, y que de los tres candidatos que la disputaban era la mejor en posibilidad de ganar.
Dije que era como un florero sin flores porque generalmente los floreros son recipientes especiales, bellos, sobresalientes en los espacios de las casas y de los lugares donde los colocan, son llamativos.
Dije que no tenía flores porque su sola candidatura todavía no decía nada y porque en estos últimos 15 años, desde el 2006 cuando terminó su Vicepresidencia, no se la ha visto pronunciarse sobre nada político. Ni sobre temas nacionales, ni sobre nada.
Pero, ahora ya señaló sus 10 puntos, o 10 medidas como las llamó, y esas son sus flores. Ahora el florero tiene flores, si lo quiere ver así. Son sus primeros anuncios de sus compromisos para su futuro gobierno, que quiere hacer de la mano de todos los costarricenses, de los distintos sectores, que ella misma ha señalado, como empresarios y organizaciones sociales.
Recuerda cuáles son sus diez puntos o medidas.
Sí. Ella dijo que eran atender el brote del Coronarirus con eficiencia y efectividad, reducir el desempleo, fortalecer las finanzas públicas, optimizar la gestión pública, mejorar la eficiencia, la transparencia y la rendición de cuentas, aumentar la participación femenina en el mercado laboral, impulsar el desarrollo económico en todo el país, fomentar la contratación de jóvenes, bajar el costo de vida, promover la innovación, la inversión y la sostenibilidad y transformar el sistema educativo para responder mejor a las necesidades de la cuarta revolución industrial.
Eso que usted ha dicho de ella es lo que la gente de alguna manera también ha percibido y le ha tenido confianza en la Convención de la Unidad Social Cristiana, en cuanto da la sensación de tranquilidad, de ecuanimidad, de escuchar, de poder llegar a acuerdos que es lo que necesita el país con gran urgencia, pero, hay otro partido que tiene candidata.
Sí, tal vez eso lo ha sentido la gente y sus partidarios. La otra candidata es Natalia Díaz Quintana del partido Unidos Podemos, que fue diputada del Movimiento Libertario, que se separó de ese partido para fundar este otro. Ella es una mujer joven, agradable, físicamente bonita, profesionalmente preparada, tratando de impactar a otros sectores, que no son los que están en este momento más afectados por el impacto y las consecuencias de la Pandemia, ni por los sectores que emocionalmente han salido mas afectados por la Pandemia.
Me parece que Natalia frente a Linette es muy débil, como candidata y no tiene los atributos que tiene Lineth Saborío. Natalia tiene buen discurso, es buena gente, buena persona, en políticas económicas es neoliberal y esto no le va a contribuir mucho, porque los líderes neoliberales que están participando en el proceso electoral están divididos en distintos partidos y tienen más presencia pública, hasta hoy, que ella.
Cierto, a mi parece que Natalia tiene que hacer más camino político, en tanto doña Lineth tiene camino político bien trazado e interesante por los puestos que ha tenido.
Usted no puede hacer una campaña electoral desde la diputación defendiendo solo leyes neoliberales. Eso puede dar una distinción parlamentaria, pero no tanto una figura presidencial, sobre todo en un momento como éste en que se requieren reformas y políticas sociales. Lo que se ha hecho en medidas económicas es más que suficiente sobre las espaldas de los trabajadores. Ahora se necesitan medidas y leyes progresistas, sociales, que alivien esa situación y que ojalá compensen lo que los trabajadores han perdido en capacidad de consumo, de ingresos, salarios y pensiones que se han disminuido. Natalia necesitaría hacer mensajes de carácter popular y de defensa de intereses del pueblo, lo que no está en su agenda, como no lo ha tenido en su agenda parlamentaria cuando fue diputada. Ella va a tener apoyo de algunos empresarios pero no de sectores populares. Ella no es Marie Le Pen ni Keiko Fujimori, como líderes de masas, con discurso para esas masas electorales. Así es como veo en este momento a Natalia, que como persona me simpatiza, es de buen trato, agradable, educada, respetuosa. El apoyo empresarial que pueda recibir es para que, en su doble postulación de candidata presidencial y de diputada, pueda llegar de nuevo a la Asamblea Legislativa, que me parece que es su objetivo principal, aprovechando la pasarela política que da la candidatura presidencial, para que allí defienda las tesis neoliberales que es lo que les puede interesar a los empresarios en darle apoyo.
Natalia no tiene un discurso de defensa de los trabajadores, de los desempleados, de las madres desempleadas en este momento que son cabezas de familia, ni orientado a hacer propuestas de cómo recuperar niveles económicos y sociales perdidos. Aunque no he oído a Linette en esta dirección, me parece que tiene más capacidad para un discurso político en esta dirección, y tiene a su haber la vieja historia de las reformas sociales del Dr. Calderón Guardia, que sigue usando la Unidad Social Cristiana aunque hayan renunciado a ella y la tengan en la realidad engavetada.
Conociendo el recorrido de las dos, como es mi caso, por mi labor periodística, tengo la experiencia del contacto de la gente y apuntan más a la que tenga mayor experiencia, conclusión a la que llegan por los cargos que hayan ocupado, y lo que se necesita, según me dicen, es darle oportunidad a los jóvenes de salir adelante. ¿Usted qué piensa?
Lo que urge es sacar adelante la tarea nacional. Frente al actual gobierno, y el Partido Acción Ciudadana, que tienen la imagen de haber improvisado gobiernos y gobernantes con gente joven, las personas, y los electores, están buscando experiencia en los candidatos, tratando de que no se improvise en los cargos más importantes del Gobierno y de la Presidencia, sobre todo por las situaciones graves que tenemos como país.
En este sentido me parece que la gente va a empezar a ver hacia atrás, hacia los partidos que han gobernado en primer lugar, los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana, y en segundo lugar hacia los candidatos, donde cuentan José María Figueres y la misma Lineth Saborío, que se les puede considerar en la primera fila. Por otra parte van a ver y valorar experiencia. Ambos tiene esa experiencia.
En otra dimensión el padrón electoral de la próxima campaña tiene un 52% de electores mayores de 40 años, de modo que en esta campaña no está la juventud menor de 40 años definiendo candidato, como en las dos últimas campañas electorales, la del 2014 y la del 2018, donde tenía mayor fuerza.
La improvisación en nombramientos es lo más grave. Si usted se acuerda, cuando Luis Guillermo Solís ganó la Presidencia en la segunda vuelta, que no le fue tan difícil por el retiro que hizo Johnny Araya de Liberación Nacional, en los días siguientes al primer domingo de abril, cuando se trataba de anunciar su Gabinete de Ministros, lo fue haciendo a cuenta gotas, dando la sensación de no estar preparado para gobernar o para integrar Gobierno, y nombraba a veces viceministros sin haber escogido los ministros lo que evidenciaba una improvisación y una descoordinación enorme, lo que era una “caballada” para decirlo de esta forma.
El Presidente Carlos Alvarado no actuó de esa manera. Tuvo la capacidad de amarrarse con Rodolfo Piza Rocafort y construir un diseño que llamaron de Gobierno de Unidad Nacional, donde integraron, por invitación personal que hicieron, a personalidades políticas de distintos partidos políticos, sin que hubiera con esos partidos alianzas o acuerdos de gobernabilidad. Así incluyeron ministros, y miembros destacados en la función pública, provenientes de los partidos Curridabat Siglo XXI, de Liberación Nacional, de la Unidad Social Cristiana, del Frente Amplio y, obviamente, del mismo Acción Ciudadana. Esto le dio una buena sensación de arranque aunque, no había acuerdos con esos partidos, y porque era constantemente criticado hasta por esos mismos partidos a los cuales esos ministros pertenecían. Lo más que logró es que esos partidos aceptaran la nominación de esos ministros sin hacerlos perder sus credenciales partidarias, como un buen gesto de colaboración gubernativa que no llegó a la imagen de cogobernabilidad partidaria. En este sentido Carlos Alvarado logró construir una imagen de un Gobierno compacto, diferente a lo que había dado en imagen el Gobierno de Luis Guillermo Solís, al mismo tiempo que su Gobierno de Unidad Nacional estaba agarrado con pinzas, como lo ha sostenido hasta hoy cuando algunos de esos ministros han salido de Gobierno pero queda el remanente de sus presencias de la “unidad nacional” que “representaron”.
Desde su inicio nadie supo cómo iba a resultar ni qué pasos iban a dar. En este momento es una caricatura de lo que inició lo que queda como Gobierno de Unidad Nacional. Lo que de alguna manera tiene fuerza es su equipo económico, que con audacia y capacidad de negociación, con las distintas fracciones legislativas de diputados, lograron imponer una serie de leyes en lo social, en lo económico y tributario, que desde hace muchos años eran necesarias, y otras por las que clamaban los sectores empresariales, que son los más favorecidos con este Gobierno de Acción Ciudadana. Todavía en estos últimos días han habido cambios en ministerios y en viceministerios, haciendo que de los últimos gobiernos éste es el que más cambios lleva en el Gabinete y en los altos funcionarios estatales, lo que ya no tiene gran importancia, ni significado, ni peso, porque es un gobierno que ya va de salida, y así también lo siente la gente.
Frente a esto lo que va a tener importancia es el futuro Gobierno que pueda entrar a dirigir el país. La gente va a esperar que sea un Gobierno fuerte, con capacidad de tomar decisiones, ojalá con suficientes diputados que le permita realizar mejor sus tareas de gobierno, con capacidad de resolver problemas. La gente va depositar su confianza en esto. No importa si la imagen del Presidente o la Presidenta pueda ser fuerte si con eso se resuelven los problemas principales del país.
La gente, por lo que me dicen, no sabe hacia dónde ir. ¿Qué me dice Usted?
Efectivamente, en medio de esta crisis impuesta por la Pandemia, por los problemas de salud pública que hay, por la economía paralizada o a medio vapor, por el desempleo, por la pobreza, por el estrés que esto ocasiona, por la crisis emocional, que tiene distinta maneras de manifestarse, por estar “encerrados” en las casas, sin disfrutar espacios públicos, sin “sentirse libres”, lo que ha aumentado las tensiones y los conflictos domésticos y familiares, lo que produce más inseguridad, motivo por el cual, ante la Campaña Electoral que viene, la gente va a buscar el candidato o la candidata que más le pueda significar en esta “seguridad”, su seguridad política, su seguridad económica, su seguridad laboral y la seguridad emocional. Van a buscar los electores al candidato o candidato que más le satisfaga en estos sentidos. Creo que la seguridad emocional puede ser más determinante, contundente.
¿Quiere decir que la gente va a pensar más el voto?
Vladimir: Sí, por supuesto, lo va a pensar más. Ya se refleja algo de esto en las encuestas que están haciéndose, cuando hay altos índices de indecisión ante candidatos y partidos. La gente, me parece, lo va a pensar más, va a tomar decisiones más razonadas, no le va a importar por un partido o por un candidato, lo que le va a importar es lo que pueda significar el partido o candidato para los problemas que afectan a la gente. A la gente no le va a importar votar por José María Figueres si cree que debe hacerlo, o por Lineth Saborío, o por cualquier otro candidato, aún cuando por ese otro candidato no votarían en otras circunstancias, pero que en esta elección lo harían por considerar que es necesario para la buena administración del país.
Al final las campañas electorales nacionales giran más alrededor de las figuras presidenciales que por sus partidos políticos, o las historias de sus partidos, aunque esto último pueda sí contar en esta campaña.
¿Qué le dice a usted a los que dicen que no votarán, lo que algunos hacen porque consideran que no es importante?
El derecho al sufragio, el derecho a votar nos permite valorar las personas y los equipos de personas, que están gobernando y las posibles que van a llegar a gobernar, en la esperanza de que quienes gobiernen lo hagan de la mejor forma para todos los ciudadanos y habitantes del país, que traten de procurar el mejor modo de vida para nosotros, la mayor felicidad posible para todos los costarricenses. El no votar es una decisión personal, no responde en Costa Rica a un resultado de una convocatoria nacional contra todos los partidos y todos los candidatos. Hasta hoy los abstencionistas no son orgánicos en este sentido. Al contrario, son personas que muestran indiferencia porque sienten que ninguno de los candidatos y partidos les altera su situación actual de vida, no sienten amenazados sus patrones de existencia, y sienten que con cualquiera que gane no van a vivir peor de cómo ya viven, y añoran que cualquiera de ellos les produzca algo mejor en su existencia material.
Los que no votan evidentemente no se pronuncian ni a favor ni en contra de los candidatos y partidos, pero los otros lo hacen por ellos.
El abstencionismo histórico desde 1953 hasta el 2018, en el porcentaje promedio ha sido de un 23%. En los procesos electorales desde el 2002 ha sido del 30 al 34%. No tiene por qué subir más. La situación nacional de este momento me parece que puede hacer reducir el abstencionismo un poco, por la intensidad que va a tener la campaña electoral.
Todos los que llegan a votar escogen candidato y partido. De los escogidos por todos solo uno es el ganador, pero todos, en suma, representan el 100% de los votantes, de la expresión de la voluntad electoral manifestada en las elecciones, de manera que los que no votan no pueden quejarse del resultado del triunfo del ganador. Aún cuando uno ejerce su derecho de voto y pierde el candidato escogido, uno puede pensar que los que perdieron fueron los otros al no votar por el que uno consideraba era el mejor. Desde este punto de vista, todos los que votan ganan en su intimidad emocional y su responsabilidad ciudadana, al considerar que votaron por el mejor candidato que habían escogido.
Los que no votan del todo, de una u otra manera son complacientes, con el resultado de las elecciones. De hecho confían en que los que votan toman la mejor decisión, incluso por ellos, los que no votaron. Así, el candidato que sale electo, aunque ellos no lo votaron, es el mejor, el escogido por la mayoría de los que votaron, y se lo imponen al no votante, que pasivamente acepta el resultado y al candidato ganador. Esto se evidencia al día siguiente de cada proceso electoral en el país, cuando Costa Rica entera amanece en gran calma, casi como si no hubiera ocurrido un resultado electoral el día anterior.
¿Qué espera para febrero?
Lo que podemos esperar del próximo proceso electoral es que cada ciudadano actúe en conciencia yendo a ejercer su derecho al voto, que busque su mejor candidato o partido, pensando en el bien del pueblo y del país, para lo que hay que ponerle atención al proceso electoral y tomar la decisión debida, por alguno de los candidatos y darle el apoyo que uno considera, apoyando así también la democracia nacional.
En cada proceso electoral, en los que participamos, todos los costarricenses nos ponemos de acuerdo en sus resultados electorales, afirmando de esa manera el pacto social y político de convivencia.
Desde 1953, durante la Segunda República, no hay protestas sociales o políticas, ni ningún conflicto de calle, ni heridos ni muertos, por ningún resultado de las elecciones. Todos los 17 procesos electorales que han habido después de la Guerra Civil de 1948 los hemos aceptado los costarricenses, reafirmando en cada uno de ellos el Pacto Social Nacional. El pueblo costarricense en ese sentido sella el Pacto Nacional que se produce alrededor de un proceso electoral, que es una manifestación pública de la expresión de la Soberanía y de la delegación de la voluntad popular en el Gobernante.
- Entrevista realizada, por Gilda Chacón al historiador y miembro del Consejo Editorial de La Revista.CR, Vladimir de la Cruz
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