Walter Coto: “Las llegadas y salidas en los partidos han existido toda la vida”
Walter Coto Molina.
Visitamos a Walter Coto Molina en un paraje selvático en las montañas de Turrialba, rodeado de exuberante vegetación -Espino blanco-, a pocos kilómetros de Turrialba. Nos recibió con su acostumbrada ganas de conversar, buen humor y el píritu crítico del político que nunca podrá dejar de serlo.
El exsecretario general del Partido Liberación Nacional, exdiputado, expresidente de la Asamblea Legislativa, y exdirectivo del Banco Central, actualmente es empresario, pero también dedicado a escribir artículos en diversos medios de prensa, así como libros, el último de ellos titulado “Organizar el país de manera diferente” y por supuesto, organizador nato de tertulias entre amigos.
En los últimos años aunque ha colaborado aportando ideas a diferentes partidos políticos, no ha vuelto a formar parte de ninguna estructura partidaria, siendo más bien una voz independiente en el escenario político del país.
Quisimos conversar con Walter Coto sobre el panorama político e particularmente de cara a las elecciones que tendremos en el año 2022. En enero, por ejemplo en el Partido Liberación Nacional han comenzado a notarse los primeros movimientos de cara a esas elecciones: con postulantes ya confesos, luego vendrá la inscripción de candidatos; así como asambleas, en las cuales se nombran candidatos a diputaciones. En otros partidos también comienzan a moverse intereses y postulaciones. O sea ya empezó el proceso electoral.
¿Qué ha pasado en las convenciones de Liberación Nacional: por qué liberacionistas de gran renombre y carrera política se han retirado del partido y no han estado en las convenciones internas y posteriormente participado en las elecciones?
Han pasado muchas situaciones. Empiezo por mi experiencia personal. Hace más de 25 años, tuve la oportunidad de ser precandidato presidencial de Liberación Nacional; un episodio realmente frustrante, porque tal y como lo certificó y determinó el Tribunal Supremo de Elecciones en ese entonces en la resolución final (junio de 1997), en dicha Convención se produjo un gran fraude de más de veinticinco mil votos en mi contra. Yo había ingresado a Liberación Nacional muchos años atrás, deslumbrado por el episodio de una fuerza política que había luchado por la pureza del sufragio en Costa Rica, y después terminé siendo víctima de un chanchullo. Eso me desanimó enormemente y fue lo que provocó mi retiro de esa entidad política en 1998.
Después de eso, en lo que respecta a la política, he estado generando pensamiento político; escribiendo artículos y libros; ayudando a causas políticas en las cuales creo; como por ejemplo, la causa de que el país debe organizarse de manera diferente a través de una Asamblea Nacional Constituyente. He estado colaborando también con gente que propone ideas y proyectos, y entonces participo en su redacción y discusión. Mantengo los ojos abiertos sobre lo que está ocurriendo políticamente en el país y, desde luego, también sobre los partidos y sobre Liberación Nacional, partido al cual pertenecí hace muchísimos años.
En algunos momentos he colaborado en la elaboración de programas para las campañas políticas. Por ejemplo, fui uno de los redactores del programa de gobierno del PLN en el 2014, para la presidencia de la República, pero también he participado ayudando con ideas a otros partidos, porque me agrada colaborar, y siento que soy una persona libre, independiente, desde punto de vista político y partidista, y solamente comprometido con lo que considero son las mejores causas en beneficio del país. Dicho todo lo anterior, es evidente que mi salida del Partido, se dio porque hubo dirigencias internas que traicionaron un valor sagrado de un partido democrático, como es el respeto a la voluntad de los electores expresada en las urnas electorales. Esta página negra ocurrida en esa Convención de 1997, se puede verificar, repito, en la resolución final que emitió el Tribunal Supremo de Elecciones en ese año.
Fuera de mi caso personal, ha habido otros dirigentes que se han retirado del partido, que han emigrado a otras fuerzas políticas, incluso que han fundado nuevas agrupaciones, unas exitosas y otras no, pero que tienen en común muchos de ellos, episodios que han considerado reñidos con la ética, y con el pensamiento liberacionista. Seguro que también ha habido retiros menos profundos, no tanto por la defensa de valores, o de conductas éticas, sino por meros intereses y disputas internas entre dirigentes. Lo cierto es que ha existido un contingente de liberacionistas de valía que se fueron, y otros que los siguieron, y también quienes luego volvieron y aspiran de nuevo a ser referentes del Partido. Mucha de esa diáspora penetró en otras tiendas políticas, para bien, o para mal, donde se afincaron como dirigentes fundadores de réplicas que así mismas se han llamado de ideología socialdemócrata. Fue el caso de personajes como Luis Guillermo Solís, Otón Solís, don Alberto Cañas, Mariano Figueres, estos dos últimos que en paz descansen, entre otros.
Las llegadas y las salidas en los partidos han existido toda la vida, y más hoy donde el principio de la relatividad política está consagrado como una realidad, a partir de los grupos de interés tan alejados de los propósitos país. El determinar cuánto afecta o ha afectado la salida de dirigentes valiosos al PLN, en todos los niveles, requiere de un estudio más profundo. Por lo pronto lo que puedo decir, es que la salida de algunos de ellos, que se quedaron en la vida partidista, le otorgó músculo político a otras fuerzas en demérito del partido que dejaron, al punto que ganaron elecciones presidenciales, entre otras consecuencias. Termino contestando su pregunta diciendo que no creo que en el PLN se haya hecho una valoración del significado y de los efectos de los dirigentes que se empezaron a ir a partir de finales de la década de los noventa y hasta el día de hoy, y menos que se hayan interesado realmente en recuperarlos.
Conociendo el Partido Liberación Nacional desde adentro y habiendo recorrido el país más de una vez, relacionándose con los diversos sectores que lo integran y estudioso de los problemas del país queremos saber: ¿Cómo percibe al partido hoy, tras dos derrotas electorales seguidas?¿La dirigencia, militancia y simpatizantes estarán encarando el Siglo XXI desde la perspectiva correspondiente a nuevas realidades?
Pues yo lo veo, como si estuviera en el siglo XX, bastante congelado. Me parece que el Partido no tiene clara conciencia de las nuevas condiciones y realidades del país y menos de lo que está ocurriendo en el mundo. Liberación, carece de un análisis sesudo en ambos casos. Si me permite, me atrevo a puntualizar un poco más.
Primero; a la distancia veo un partido muy fraccionado, no solo en aspiraciones presidenciales, lo cual no sería tan grave, sino en los discursos protagónicos donde hay contradicciones lamentables en postulantes, respecto a las raíces, valores y compromisos históricos del Partido con la sociedad, y también con las nuevas realidades socioeconómicas de la población. Hay un picadillo de intereses, con una carencia de ejes políticos claves, que puedan enamorar a una sociedad política que se encuentra en serias dificultades de viabilidad.
En segundo lugar, veo un partido al que se lo han comido los poderes fácticos. Hace rato que pareciera que Liberación Nacional está más en función en ciertos sectores muy influyentes y poderosos de nuestra sociedad, que en función de la gente como un todo. De ese modo ha venido ayudando quizás sin plena consciencia a modelar un aparato de poder, donde la población está en función del Estado y no el Estado en función de la gente. Los poderes fácticos hoy en Costa Rica son más determinantes que la institucionalidad, la cual creó Liberación Nacional en gran parte, bajo el lema de desarrollar un Estado de Derecho en el cual cupieran todos los habitantes. El Partido no ha hecho nada por devolverle al Poder su naturaleza pública, y más bien a fortalecido por acción o por omisión la privatización del poder. Eso no corresponde a las razones prístinas del nacimiento de esa fuerza política, ni a las necesidades del país.
En tercer lugar, por la razón antes dicha, Liberación Nacional ha dejado de representar los intereses sociales integrales de la población. No solo se desestructuró, sino que abandonó muchos sectores, como los comunales, trabajadores sindicatos, agricultores, empresariales medios, estudiantiles, entre otros, que fueron vitales para el éxito del partido en elecciones y gobiernos, y hasta los ha desconocido, habiendo sido aliados de sus ideas y banderas que sin duda llevaron por décadas índices de bienestar en Costa Rica.
En cuarto lugar, por la razón anterior y por otras, de descenso en la calidad de sus gestiones y en sus compromisos éticos, el Partido ha perdido legitimidad en la sociedad, lo cual además hay que imputar a casi todas las fuerzas políticas del país. En Costa Rica la sociedad política institucionalizada, léase también partidos políticos, dicen tener la legalidad, mientras la sociedad dice tener la legitimidad. Hay un divorcio y un verdadero desencuentro entre los partidos y la sociedad, y Liberación Nacional no escapa de esa realidad.
En quinto lugar, veo a un partido que se consuela con administrar el país, pero perdió el poder, la fuerza, las agallas, y la valentía de usar el poder para transformarlo. Incluso ha perdido hasta la memoria sin decir nombres, defendiendo gestiones propias donde la Presidencia de la República ha salido calificada por la ciudadanía históricamente como de las más deficientes en la gestión pública. Es impresionante como Liberación Nacional perdió ese espíritu transformador. Por ejemplo, en los momentos críticos que vive el país, uno esperaría que sea el PLN el que proponga una nueva etapa del desarrollo nacional proponiendo la gran reforma estructural del Estado, incluso con la formulación de una Nueva Constituyente, que rediseñe un aparato público que satisfaga mejor las nuevas necesidades que tiene el país. Pero no, me temo que esta bandera de una propuesta de construcción de una nueva etapa a partir del bicentenario, se la robarán pronto al partido, como otras, que fueron parte de la esencia del pensamiento liberacionista. Liberación Nacional no nació para mantener el estatus quo, sino para transformar el país en favor del bienestar del mayor número. Ese elemento transformador que potenció su desarrollo está hoy en el limbo por falta de líderes visionarios.
Sexto; me da la impresión también que el PLN no ha estudiado en serio el nuevo mercado electoral del país. A menudo me encuentro con amigos militantes del partido que se muestran muy contentos con el 18 o 20 % que tiene el partido en las encuestas de inicio electoral. Ciertamente el partido es el enano más grande de los enanos políticos del país, pero ese porcentaje es absolutamente insuficiente para ganar las elecciones. Antes el Partido empezaba con el 35 y 38 por ciento, le bastaba sumar dos, tres o cinco puntos para ganar las elecciones. Hoy no, está a más de 20 puntos del 40% y para alcanzar eso debe leer detalladamente el mercado electoral donde más del 50 % son jóvenes, relativamente jóvenes, o muy jóvenes. Además debe superar una percepción nada edificante del partido que tienen sectores amplios de ese mercado. ¿Cómo modificar esas percepciones negativas, y como llegar a esa nueva población electoral y con cuales mensajes? Esos son desafíos que no los veo que sean abordados por el PLN.
Sétimo; creo también que Liberación Nacional ha perdido la capacidad de imaginar, de innovar, de entender el nuevo país, las nuevas necesidades y realidades, y las del mundo. Muchos dirigentes se han quedado atrapados en las glorias del siglo XX, y no dejan de darse cuenta que el ayer, ya pasó, y que ese recital del pasado es para la memoria, pero no para resolver los problemas del aquí y del ahora. ¿Qué ocurre realmente en el mundo de hoy, y qué significan los acontecimientos mundiales para el desarrollo de nuestro país? Esos no son temas en discusión, que yo sepa. Es probable que no se estudie a profundidad, el impacto y la presión que el mundo global tiene sobre los estados nacionales, por ejemplo para reflexionar acerca de las nuevas funciones del Estado aparato en la sociedad, incluso hasta su eventual desaparición en los próximos 50 años, como lo conocemos hoy.
Esta dimensión global de nuestra vida institucional y ciudadana tiene que ser considerada por cualquier organización política que pretenda liderar un pueblo. El acecho ya en las puertas, por ejemplo, de las dictaduras digitales que concentran el poder mundial por medio de la inteligencia artificial, los algoritmos, las post verdades, la alianza entre la Info-tecnología y la biotecnología, en fin la tecnología como un todo, que ofrecen a la humanidad la posibilidad de remodelar y reestructurar la vida, la sociedad y los Estados son temas fundamentales de debate, que tienen que estar seriamente analizados en organizaciones que desean gobernar, pues de lo contrario darán tumbos. Los años que vienen serán los años de la concepción y formulación de nuevos modelos de organizaciones sociales y políticas. Hay elementos determinantes para repensar que el Estado y la sociedad que tenemos están muriendo, y que es deber concentrarse ya en los ribetes del nuevo nacimiento.
Los partidos que no se reinventen y no ayuden a la reinvención de la sociedad, quedarán en desuso, como ropa gastada para el basurero. Los relatos antiguos serán cada vez más difíciles de permear y ser asumidos por el nuevo elector. Yo no veo que el PLN tenga una narrativa actualizada, es decir que sea nueva y atrevida para enamorar. Los precandidatos que veo, salvo algunas ideas de excepción, aún no han hecho propuestas que sean realmente atractivas y concretas para atender los problemas de la gente.
En fin, esa es mi percepción. El PLN no tiene un norte definido, no tiene una propuesta país, es un partido que toma decisiones zigzagueantes todos los días, y entonces, dentro de ese contexto, aparecen candidaturas, precandidaturas, propuestas que representan vertientes de inclusos en su seno, de diferentes colores políticos. Falta unidad de mensaje, de acción, de visión, de liderazgo, de unidad en familia. La pérdida de propuesta ideológica, por ejemplo, ha sido tan grande, que aunque la gente no coma ya social democracia, resulta sintomático que en la campaña que se avecina, donde creo que hay 27 partidos inscritos a nivel nacional, un buen número de esos partidos nacionales, ya llevan la palabra expresa de socialdemócrata, tales como el Partido Movimiento Social demócrata costarricense, el Partido social demócrata, el Partido socialdemócrata independiente todos por Costa Rica, y otros muy similares.
Algunos sectores del PAC también se denominan socialdemócratas. Por último, y para no abusar más del tiempo, creo que otro problema del Partido es que no existe por el momento, un líder claramente capaz de gestionar el partido en familia, con nuevos estándares de calidad política, en lo intelectual, en lo ético, en el mundo de las propuestas concretas, en las relaciones intersubjetivas, en visión política.
Con todo lo dicho, y con esta pincelada de cómo veo a la distancia al PLN, yo no estoy seguro que Liberación Nacional vaya a ser exitoso en la próxima campaña. Quizás me equivoque, dependerá mucho del candidato que presente el Partido, de las imágenes y contenidos que proyecte, de la reinvención que experimente el partido en la próxima campaña, de sus nuevos compromisos, y los competidores que haya en el escenario electoral, y del balance final del Gobierno del PAC. Por ahora, diez precandidatos en el PLN tendrán inicialmente la palabra. Por el bien del país, uno deseara que propongan algo retador.
Partiendo del panorama que nos describe al interior del Partido Liberación Nacional y del contexto general: ¿Qué percepción tiene sobre las posibilidades de los aspirantes que se mencionan en el PLN?
Creo que hay para todos los gustos. Hay dirigentes históricos, otros más nuevos, algunos de mediana edad, unos con experiencia política, y otros sin ninguna experiencia, todos con alguna singularidad de vivencias y mensaje, y también diferenciados en contenidos y formación. Algunos tienen niveles de visión política, y adicción a ciertas áreas del quehacer económico, pero todos naturalmente en concurso, en el escenario político del liberacionismo.
Por el momento, veo en algunos de ellos atisbos de contenidos posibles, privilegiando ciertas áreas de los problemas políticos económicos, sociales, y ambientales de la realidad nacional. Nada por el momento sistematizado ni articulado, en un discurso que enamore. Creo que en el curso del proceso de la convención habrá algunos que no terminaran la carrera, y otros se van a aliar con distintos aspirantes. El factor económico pesará, en una carrera donde la democracia costarricense se convirtió en plutocracia. Llevarán ventaja aquellos que tengan la capacidad y recursos de llegar directamente con las tecnologías electorales a los electores. Aquellos que produzcan más y mejores herramientas tecnológicas. El uso de datos y los algoritmos permiten hoy en día saber por quien un elector va a votar, o cómo construir ese voto a favor de alguien, conforme al conocimiento pleno de su conducta, de los gustos, de las manifestaciones y de sus gestos, relaciones y deseos. La compra de datos cuesta dinero, y los datos serán más importantes en el futuro cercano que la publicidad, que poco a poco va a ir desapareciendo, porque sin intermediaciones se puede llegar de modo directo al elector.
No quisiera entrar a valorar nombres en particular. Todos tienen su derecho, sus ganas y sus motivaciones. La verdad es que en la Costa Rica de hoy cualquier persona se siente candidata y puede ser hasta Presidente. La democracia, lamentablemente tiene como uno de sus defectos, que no garantiza calidad de representación, solo garantiza que haya representantes. Igual pasa en un partido abierto como Liberación Nacional.
Todos los aspirantes tienen sus motivaciones, y en lo personal seguro tienen sus atributos, unos más otros, menos. Algunos como Rolando Araya y José María Figueres que también suena, creo que tienen una visión más comprensiva de las oportunidades y amenazas que representa el nuevo mundo y de la incidencia que ello tiene en una pequeña sociedad como la nuestra. A José María le sigue pesando hoy, el ayer, él lo sabe y tendrá que ver cómo lo maneja. A Rolando cuyo bagaje intelectual es sólido, la vuelta al Partido después de su salida, hecho del cual estoy seguro debe ser muy consciente, lo tendrá que sortear de alguna forma.
Los diputados que aspiran como Roberto Thompson y Carlos Ricardo Benavides, tienen a su haber experiencias políticas más recientes en posiciones de poder a nivel municipal y nacional, las cuales son siempre un filo de doble cara por la valoración que los electores harán de su gestión, así como de las alianzas que han tenido con grupos dentro y fuera de la Asamblea legislativa. La fracción del PLN salvo algunas excepciones en estos cuatro años ha sido una aliada indiscutible del gobierno del PAC, y no siempre para producir legislación en favor de la gente, ni en beneficio del país. El pacto fiscal aprobado pudo haber tenido otro contenido. Todos los empréstitos, por ejemplo, que han endeudado exageradamente al país, han sido aprobados con la complacencia de la fracción. Los aspirantes de la fracción contarán con esos cuestionamientos.
Otros aspirantes hacen sus primeras armas en la política electoral, pues no han estado en esos escenarios en el pasado. Claudio Alpizar y Fernando Zamora entre otros, forman parte de ese grupo. Rolando González con mucha experiencia vuelve a la carga con un mensaje que le he escuchado, de prevalencia en el tema de la educación. No asoma aún ninguna mujer, las cuales parece que quedaron paralizadas en el PLN con la Presidencia de doña Laura Chinchilla, que no fue muy exitosa, según revelaron objetivamente las encuestas a la salida de su mandato. En fin, creo que es muy temprano. Lo único cierto, es que el abanico está abierto, y si el PLN no maneja bien ese inventario de precandidatos, el resultado puede ser trágico.
Habiéndose referido con cierto detalle al escenario político liberacionista, ¿cómo ve usted el panorama en las otras tiendas electorales, también influenciadas por la situación general del país?
Lo que veo es que el volumen de partidos se ensanchó. No recuerdo que haya habido 27 partidos nacionales en una campaña electoral en el país, y muchos de ellos con denominaciones ideológicas tan similares. Hay un número considerable de ellos que son primerizos, otros son partidos viejos en edad, y también en propuestas, y otros que vienen abriendo camino como el Partido Nueva Generación, que a poquitos ha venido escalando presencia en municipalidades y en pasadas campañas nacionales. El menú es amplio y veremos en los próximos meses cómo empiezan a comportarse sus mensajeros, y sus mensajes.
En mi opinión la aparición de tanta cantidad de partidos, va en la dirección de romper ese modelo. Los partidos tienen su futuro contado, porque las intermediaciones organizativas con esas características también van a desaparecer. Son muy pesadas, lentas y burocráticas, y no resistirán las nuevas formas de gestionar el poder ciudadano, ni tampoco de las élites del poder que se pasean sin fronteras por el mundo. Los problemas teóricos de las ideologías partidarias y de la, ética en su gestión pública, se están transfiriendo en problemas prácticos de bienestar de la población, y para ello no se van a necesitar los partidos, tal y como los conocemos hoy. En los años que vendrán es probable que los políticos en lugar de estar eligiendo trajes ideológicos para su accionar, estén eligiendo de un menú previamente escrito por la inteligencia artificial. Por eso creo que el gran reto de la clase política será desarrollar en el futuro herramientas para elevar la conciencia humana. La realidad mundial avanza hacia nuevas formas de dictaduras sin las armas conocidas, y sin los partidos del pasado. Veremos no solo un aumento de población inútil o sin relevancia, sino de partidos inútiles e irrelevantes, como sub producto de un sistema que está rompiendo los paradigmas lineales de la política y de los acontecimientos sociales y económicos.
En fin, volviendo a la pregunta de los partidos, creo que el PAC no está muerto como muchos creen, ni que el PLN es el virtual ganador como otros estiman, ni que una coalición liberal se perfile exitosa, porque la volatilidad electoral es lo más permanente del cambio, y porque las campañas se decidirán como ha venido ocurriendo en los últimos dos o tres meses. La gente ya no está marcada con lealtad partidaria, el mercado electoral tiene sensibilidades que partidos no entienden, y los candidatos hoy en día son más potables para la población que los partidos. Un candidato que tenga suficientes recursos para adquirir y usar sobre todo los datos y algoritmos, y las redes sociales, y la comunicación apropiada, que logre proyectar y crear una imagen atractiva, con un mensaje fresco e innovador y directo que llegue a las emociones y al corazón de los problemas que padecen la gente, puede ser más exitoso en corto tiempo, que aquellos estacionados en una organización, que creyeron que porque madrugaron primero, llevaban adelante la carrera. El envoltorio partidario ya no sirve de mucho, la gente va a privilegiar el candidato, su imagen, sus contenidos y le equipo que lo acompaña. Esa es mi percepción por ahora.
Colaboraron
- Eugenio Herrera B.
- Ronald Fernández P.
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