William Hayden Quintero, Economista.
Lástima que las buenas intenciones terminen en falsas ilusiones. Lástima que lo que pudo ser, pareciera, que ya no va a ser. Lástima que las esperanzas proclamadas por el presidente Chaves el 1°de mayo del 2022 en su discurso inaugural en la Asamblea Legislativa de “Costa Rica. Lo mejor está por venir”, sean esperanzas truncadas y “Costa Rica. Lo mejor ya no está por venir”. Como toda escoba nueva comenzó a barrer bien, pero en los últimos meses, se paró en la escoba y los males que pretendía barrer los está arrinconando debajo de las alfombras presidenciales.
Comenzó creciendo como un globo henchido de popularidad y vanidad, las encuestas eran extraordinarias, batía récords históricos de las buenas apreciaciones como presidente y gobierno, pero sin darse cuenta, el mismo con su conducta y su mal gobierno, con el alfiler de la mediocridad, comenzó a pinchar el globo, y puf…puf, se está desinflando, cayendo en caída libre y volviendo a las cifras de impopularidad histórica de muchos presidentes del país. Uno más del montón. Lástima con la fe que le tenía, me dejé embarcar son sus trucos de ilusionista.
Las encuestas realizadas por la Universidad de Costa Rica muestran una caída sostenida de la popularidad presidencial. La última encuesta realizada en setiembre por Estudios Políticas Centroamericanos (EPOCA) señala que en hace un año las opiniones favorables eran del 60% y ahora caen al 48%, las opiniones negativas se elevan del 19% al 37%. Se fue el glamur. El pueblo despertando de este falso ilusionismo, comienza a dudar y al darse cuenta de la dura realidad lo lleva a protestar. Nada de lo que se prometió se ha cumplido, lo que se iba a mejorar ha empeorado y se están escocherando. Los principales problemas a mayo del 2022 y que se prometió erradicar, tanto en el Programa de Gobierno, como en el discurso señalado, siguen vigentes y algunos de ellos crecientes. Se han hundido como las piedras en el agua.
Me refiero a los siguientes que afectan el buen vivir de los ciudadanos: alto costo de la vida (la plata no alcanza), desempleo de 250.000 trabajadores, empleo informal de un millón de personas que terminan el día sin nada con que enfrentar las necesidades del día siguiente, pobreza, flagelo del hambre, carencia de vivienda digna (siguen los precarios y cuarterías), desigualdad social (pocos tienen mucho y muchos tienen poco), inseguridad ciudadana, criminalidad, juventud sin esperanzas y atrapada en el sicariato, abandono de los adultos mayores, crecimiento de la indigencia, la violación del derecho de salud pública con una Caja del Seguro Social Costarricense pésimamente administrada, y casi quebrada, porque el gobierno no le paga los billones de colones que le adeuda, las indignantes listas de espera, las miles de cirugías pendientes, las pensiones de Régimen de invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de casi 300.000 personas en riesgo de insolvencia, en la educación continua el apagón educativo y es un agujero negro con un claro norte hacia el analfabetismo de la niñez.
En lo macro económico, social y político: débil crecimiento y poco sostenido de la economía, debilitamiento de los sectores productivos, especialmente el agropecuario, carencia de un plan de desarrollo orientado hacia una reactivación efectiva de la economía, alto endeudamiento público hipotecando el futuro de la niñez que en vez de llevar un bollo de pan bajo el brazo le endosan un pagaré firmado de una deuda de miles de dólares, exoneraciones, evasión y elusión fiscal (alcahuetearía hacía unos pocos privilegiados y consentidos), la reforma fiscal hecha un coladero, pensiones de lujo intocables, estancamiento de la infraestructura pública y colapso de las principales carreteras del país, políticas monetarias y cambiarias erráticas e improvisadas, falta de crédito adecuado a los sectores productivos, corrupción (la lacra que no cesa), narco actividad como la Hidra de Lerna con sus múltiples cabezas. La institucionalidad del país en el suelo y entrabada por el exceso de inútiles y costosos controles. Los Poderes Legislativo y Judicial vilipendiados y desacreditados por el poder Ejecutivo.
En lo personal y en su desempeño como presidente. Fatal. Él dijo en su discurso: “Véanme, como lo que soy, un instrumento humilde para cumplir con el mandato del pueblo. Vean en mí a un consejero que procuraré un buen gobierno que nos una a todos en un futuro de paz, dignidad y trabajo. Vean en mí a un facilitador que, por medio de un diálogo respetuoso y atento, buscará la conciliación de un pueblo que al día de hoy se encuentra dividido por sindicatos, empresarios e instituciones… Le voy a demostrar al país la mayor valentía de todas: la capacidad de sentarnos a la mesa, mirarnos a los ojos con transparencia y llegar a consensos que le traigan paz, tranquilidad y desarrollo a nuestra nación”. Que estamos viendo del señor presidente. Todo lo contrario. Una persona engreída, prepotente, matón, irrespetuoso, ofensivo, dictatorial, vengativo, berrinchudo, doña toda, improvisado en sus decisiones teniendo que recular a muchas de ellas, carencia de dialogo, dinamitando los puentes de entendimiento y de convivencia. Nos vendió una falsa imagen. Su Gabinete: más “pior. No sirve y es servil.
Por estas razones el pasado miércoles 25 se dio en todo el país La Marcha de la Protesta con 15.000 personas de casi 40 organizaciones públicas y privadas, sindicatos, adultos, mujeres, jóvenes, niños que en forma pacífica, pero valiente, manifestaron su protesta ante el Mal Gobierno que nos asfixia, pidiendo cordura, reflexión, diálogo, consenso, respeto por la institucionalidad del país y sobre todo que el presidente enderece su rumbo y cumpla con eficiencia, eficacia y humildad, lo que prometió, y por lo que el pueblo creyéndolo, lo hizo presidente a pesar de su ser un desconocido en el país.
No me mal interpreten sus seguidores, la prensa pagada y los troles de Zapote. No estoy hablando mal del presidente Chaves. Simplemente yo que voté por él me siendo defraudado y engañado y le demando que SOLAMENTE CUMPLA. Es mi derecho y el de muchos que protestan.
Tiene más de dos años para rectificar. Solo los ríos no se devuelven. Le recuerdo finalmente que es de humanos equivocarse, pero como dijo Cicerón, el filósofo y político romano: “Insistir en el error es solo propio de necios”.
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